El litro de gasolina en Argentina se vendía, en enero de 2018, a 26,35 pesos. En septiembre, apenas ocho meses después, cuesta 37,48. Y lo más grave: los aumentos no parecen tener un freno. Ni las petroleras ni el Gobierno tienen la intención (o la capacidad) de detenerlos.
La suba de la gasolina de 95 octanos (llamada nafta súper en Argentina) acumula el 42% de incremento y la nafta de 98 octanos, de mayor calidad, un 44%.
También subieron en la misma proporción las dos variedades de combustibles diésel.
Si la comparación se hace con los valores que las gasolinas tenían en el mes de octubre de 2017, cuando se liberaron los precios, los incrementos acumulados ya son de entre el 55 y el 57%, según la variedad.
En efecto, desde octubre del año pasado el Gobierno liderado por Mauricio Macri se desentendió del precio de los combustibles y dejó en manos de las petroleras y refinadoras las decisiones vinculadas con los valores de venta.
Como YPF, la petrolera donde el Estado argentino posee mayoría accionaria, tiene más del 50% del market share, se esperaba que el Gobierno intervendría de forma indirecta en el mercado para regular los precios. Pero eso no pasó, y los valores están desbocados.
Combustibles: YPF luego de Shell aumentó el precio del diesel – https://t.co/IcE7gkE96a
— Minuto de Cierre (@Minutodecierre) 11 de septiembre de 2018
Las gasolinas en Argentina suben por varios factores. El principal: el petróleo. Desde que se liberó el precio, no existe más el “barril criollo”, que era un precio local de referencia del barril de petróleo que sostenía el valor de venta de los combustibles líquidos.
Ahora está librado a lo que pase con el precio Brent.
Lo malo: desde que se liberó, las cotizaciones de los futuros del Brent en la bolsa de Londres no dejan de subir. En enero pasado el barril estaba en 63,60 dólares y, ahora, en 78,13. Es una suba del 22,3% en dólares.
Para sumar problemas, el otro factor determinante es el tipo de cambio, que en lo que va del año ya subió 111,8%. “Cuando aumenta el dólar, impacta en los combustibles por dos razones: por un lado, porque las refinerías tienen que comprar dólares para adquirir el crudo de afuera o comprarlo en Argentina, a precio dólar; por el otro, porque se incrementa la estructura de costos de las refinerías, con insumos prácticamente dolarizados en su totalidad”, publicó La Voz.
Además, está el precio de los biocombustibles. En Argentina, las refinerías están obligadas a cortar el diésel con un 10% de biodiésel, y las gasolinas, con un 12% de bioetanol. Cuando estos aumentan (una vez por mes), sube el precio.
Y no queda todo allí. Todos estos conceptos suponen el 55% del precio final. El resto, son impuestos. Cerca del 45% del valor del litro de la gasolina está compuesto por impuestos nacionales y provinciales.
¿Cuando influye la suba de la gasolina en los precios de la canasta básica? Una forma de estimarlo es dimensionando el peso de la logística en el precio de los bienes de la economía: entre el 20 y el 30%. A su vez, el 40% de los costos logísticos totales corresponden al transporte y el resto se distribuye entre almacenamiento y gastos de gestión.