Históricamente, un líder es visto como alguien sumamente preparado, con dotes en las finanzas y negocios, así como alguien que requiere carisma para crear canales de comunicación que le permitan tener los contactos suficientes para hacer crecer su negocio, no obstante, análisis desmitifican dicho supuesto.
De acuerdo con la Ghent University, ser demasiado carismático puede ser realmente una mala combinación para el liderazgo, además de que los líderes que se consideran “muy carismáticos” también corren el riesgo de ser vistos como “menos eficaces” a la hora de dirigir un proyecto.
Según parece, dicha teoría parte de que al reunir a un grupo de personas para creer en una visión de liderazgo es muy diferente de ejecutar la operación cotidiana de esa visión una vez que se realiza y que es donde los directivos carismáticos “pueden vacilar”.
Mediante un sondeo a 800 líderes globales, se descubrió que la percepción de un líder carismático hizo cuestionar la eficacia de ese líder, debido a que lo ponía bajo la lupa en todo momento, por lo que de lograr cubrir todas las exigencias era aceptado “con reservas”. No obstante, refirieron que si el carisma era mayor a un 60 por ciento, la percepción de efectividad en su cargo disminuía “sí o sí”.
Mientras que los líderes carismáticos tendieron a fallar en ser metódicos, los líderes no carismáticos también fueron percibidos de la misma manera debido a que éstos fallaron en la planificación a largo plazo, viendo la perspectiva de una imagen, cuestionando, alentando a la innovación, etc.
No obstante, factores como la auto-confianza, persuasión, entusiasmo y creatividad son factores que permitirán a cualquier jefe mejorar la percepción sobre su desempeño.
Ghent University recomienda que los directivos con personalidades sonrientes dejen de pensar que son más efectivos por ser carismáticos, ya que para contrarrestarlo existen opciones como programas de coaching de negocios que se centran en apuntalar potenciales debilidades, que el directivo por sí mismo no las puede detectar.
Asimismo, se sugiere que busquen programas de desarrollo personal que puedan ayudar a elevar la autoconciencia y mejorar la autorregulación, pero lo más importante será recibir retroalimentación de los colegas, desde observaciones hasta críticas constructivas.