La traducción formal de engagement es -compromiso-, un acuerdo o una promesa que involucre obligaciones mutuas; se refiere también a la entrega y lealtad de un empleado a su trabajo “employee engagement” e inclusive a la métrica de los likes de las campañas de redes sociales de una marca “social engagement”.
En nuestro apasionado mundo de la mercadotecnia, el engagement no es solamente una palabra, más bien, es una completa y compleja disciplina; en inglés se conoce como LEM “Live Engagement Marketing”, la cuál ayuda a los Meeting Planners a generar mejores estrategias de relacionamiento en los eventos corporativos, desde las apps digitales que se pueden desarrollar de manera personalizada para que los asistentes tengan la posibilidad de obtener información y contenidos de interés en sus dispositivos móviles, motivando que se sientan conectados más estrechamente con el evento, al mismo tiempo que beneficia al cliente gracias a que posibilita una retroalimentación más directa y más rápida por parte de la audiencia; hasta cada una de las actividades, dinámicas e interacciones que se dan durante el evento y después del evento.
Hablando de manera más coloquial, cuando “enganchas” a una persona o a un grupo de individuos, paralelamente se incuba un compromiso lo que origina una relación que con una buena comunicación hará que el relacionamiento tenga aún más impacto.
Sin duda el engagement se puede generar estratégicamente desde la planeación, y recomiendo que se ponga en práctica desde que arranca el proceso que sucede previo al evento; considero que si bien, es la parte más difícil del desarrollo del relacionamiento, es fundamental, porque una vez que logras el engagement con la persona, alcanzas el vínculo necesario para proceder a los compromisos correlativos y solidarios, y aquí es cuando la situación se torna interesante en términos de generación de nuevas oportunidades y negocios. Las obligaciones y deberes fomentan que todas las partes involucradas estén al pendiente del otro y busquen beneficios recíprocos. Esta fórmula aplica tanto a clientes, proveedores, consumidores, asociaciones, amigos, conocidos, etc.
Es importante valorar que tanto el engagement como el relacionamiento, aumentan la probabilidad de conseguir influenciar sobre otras personas. Es básico tener los objetivos del evento detalladamente definidos; en caso de ser B2B, el enfoque será en ventas; en un evento de educación o capacitación, el rumbo debe de ser didáctico y para un evento cuyo objetivo es el “networking” el desafío es lograr un mejor relacionamiento en base a espacios, contenidos, herramientas y actividades diseñadas para que la gente se conozca y se conecte entre sí.
En conclusión, los organizadores de eventos tenemos que tener presente que nuestro trabajo no es una ciencia, es también un arte, el cual requiere talento, creatividad, estrategia, dedicación, pasión y una gran visión!