Y qué hay más cercano a matarte que una enfermedad, así que de librarla seguramente serás mucho más fuerte y encontrarás en aquel padecimiento un aprendizaje, algo bello dentro de lo malo.
La chilena Cecilia Avendaño lo tiene claro. Ella es la creadora de la muestra “Enfermedades Preciosas”, exposición inspirada en el retrato clásico que a través de la postproducción digital explora la belleza y la identidad de cada padecimiento en cuerpos femeninos, así como la relación de estos con la cultura.
De esta manera, Avendaño hace un trabajo de largo aliento en el que, durante cinco años de investigación, produjo 19 imágenes, en las que interviene los cuerpos de mujeres creadas digitalmente, a partir de retratos de múltiples modelos y replantea las nociones de la belleza, y claro, de las enfermedades que padece cada rostro.
De una forma rotunda Avendaño afirma: “estar enferma es un estado en el que el cielo se ve mejor”. Eso, así de duro es real y recuerda a una mexicana que aún con el cuerpo destruido pudo decir: “pies para que los quiero si tengo alas para volar”, claro, Frida Khalo.
Cuando alguien en la familia enferma todo se detiene, pero ¿es necesariamente algo malo? No, es también la oportunidad de ver a las personas con otros ojos, de aprovechar la vulnerabilidad para (aunque suene trillado) sacar lo mejor de cada uno de nosotros.
En México las enfermedades son largas, sobre todo al considerar que los padecimientos crónico degenerativos son responsables del 50 por ciento de los decesos a escala nacional, de ellos, 20.1 por ciento ocurren por enfermedades del corazón, 15.2 por ciento por causas vinculadas a la diabetes mellitus y 12 por ciento a tumores malignos; así que seguramente todos sabemos el desgaste, en todos los sentidos, cuidar a un enfermo pero en la gran mayoría de los casos, podría asegurar que se trata de actos de profundo amor y paciencia.
¿No es la enfermedad solo un recordatorio de que tenemos que vivir plenamente cada minuto y aún con el padecimiento encontrar belleza?
Cada marca nos hace únicos y especiales, jamás seremos los mismos antes y después de ellas. Qué tal que las cicatrices sean “Tatuajes Sin Tinta”, como asegura otra valiente, por decir lo menos, artista plástica: Yanoel Morales, quien ha tenido la capacidad de transformar el sufrimiento propio y de quienes padecen o han padecido cáncer de mamá en una experiencia estética.
La vida es así. Es decisión de cada persona aprovechar la belleza de las enfermedades.