La fiebre de las imágenes en las que han que encontrar un objeto que se oculta a plena vista entre muchos similares, que se viralizan en las redes según el gusto de los usuarios, tiene una nueva propuesta en la siguiente “Find the T”, pero además, una indicación de porque se hace más o menos difícil dar con lo que se busca en estos puzles modernos.
En esta ocasión se trata de la imagen que recoge el blog de divulgación IFL Science en la que se pide conseguir la T entre tantas L de tres colores.
Y es que esta imagen es parte de un estudio de la Universidad John Hopkins, publicado en febrero pasado, en la cual se pedía a los participantes buscar una B o una T. Y mientras al 50 por ciento se le daba una pista sobre de que color no era la letra buscada, al restante 50 por ciento no se le decía nada.
Como cabe imaginarse, quienes tenían una pista, lo resolvían más rápido que quienes no contaban con ella. Con lo cual se mostraba, cómo el cerebro puede suprimir ciertos estímulos de forma voluntaria. Por ello, al señalar que la T no es roja, los voluntarios podían evitar dedicar atención a todos los objetos de ese color.
La finalidad del estudio está relacionada con la posibilidad de nuevas formas de entrenamiento para quienes desarrollen labores que impliquen búsquedas visuales, como radiólogos o inspectores de equipajes, por ejemplo.
Y por ello, cuando se trata de conseguir ese elemento que demanda el puzzle, los expertos consideran que se puede aplicar esa estrategia del color de forma similar, es decir, sacar de la lista mental, una o varias características que el objeto buscado no posee con respecto al resto, como por ejemplo, en el caso del famoso Panda entre muñecos de nieve, el que vaya a ser solo blanco, o que tenga nariz de zanahoria como sus compañeros.