Sin negar la importancia que ha tenido la digitalización para el sector, sigue siendo necesario conocer la proporción de la figura humana para el diseño de indumentaria. Toda prenda debe estar en sintonía con las formas del cuerpo.
Los cánones de belleza corporal han existido a lo largo de toda la historia y han cambiado de acuerdo a cada sociedad y contexto. Muchos de los mensajes sobre el concepto de mujer u hombre ideal, nos llegan a través de la publicidad, las películas, los videojuegos o los medios.
La Moda es una industria que, junto con otros sectores, ha contribuido a generar imágenes y estereotipos físicos para ambos sexos. Estas proyecciones de belleza pueden convertirse en referentes para muchas personas que aspiran a lograr el cuerpo o estética mostrado en pasarelas, escaparates, medios o anuncios publicitarios.
Esta forma de pensar es errónea. ¿Cuál es entonces la relación entre vestimenta y cuerpo? Bueno, es importante resaltar que el cuerpo es al final el soporte de las prendas. Es decir, la vestimenta debe adaptarse a nuestro cuerpo y no a la inversa.
Si analizamos cómo se desarrollaban los diseños de moda en siglos anteriores, previo a la llegada de la tecnología, nos damos cuenta que los grandes diseñadores y modistas tomaban las medidas de sus creaciones en base al cuerpo de la persona. Por lo tanto, siempre guardaba unas proporciones, que, además, eran representativas del promedio de hombre o mujer del país, ciudad o región, en el que se iban a vender.
Podríamos decir que un modista era como un escultor que adaptaba centímetro a centímetro la prenda al cuerpo de sus clientes. En la actualidad los diseños parten de imágenes bidimensionales o tridimensionales realizadas a mano o por ordenador y en muchos casos, son los cuerpos los que deben adaptarse a las prendas. De hecho, tenemos casos de prendas o diseños en los que la prenda es “unitalla” o “unisex”, como si todo el mundo pudiera adaptarse a ellas, tanto hombres como mujeres.
Sin negar la importancia que ha tenido la digitalización para el sector, sigue siendo necesario conocer la proporción de la figura humana para el diseño de indumentaria. Toda prenda debe estar en sintonía con las formas del cuerpo. Como consumidor, el reto es encontrar el estilo y corte que más nos favorezca.
Si somos más voluminosos en la parte de abajo, nos favorecerán los cortes trapecio o imperio. Podrían ser unos pantalones de pata de elefante o un regular fit. Si, por el contrario, la forma de nuestro cuerpo es recta y fina, entonces debemos escoger cortes como triángulo invertido, acampanado o sirena. Este tipo de cuerpos también son más adecuados para llevar pantalones ceñidos, skinny, con la valenciana ajustada.
Lo más importante es que desde jóvenes, sepamos que no necesariamente tenemos que cumplir con un canon corporal y que son las prendas las que deben adaptarse a nuestros cuerpos. Esta semana se celebró el Día Internacional de la Juventud. Una jornada para abordar temas como el lugar que ocupan los jóvenes en la sociedad y la importancia que tienen para el futuro de un país.
Hay expertos que muestran que el boom tecnológico de los últimos quince años, con el surgimiento de las redes sociales, así como fenómenos sociológicos como los influencers o bloggers, influyen en el comportamiento, opiniones y actitudes de los jóvenes mexicanos.
Estos tratan de seguir patrones de conducta y aspiran a tener el cuerpo de los líderes digitales a los que siguen, lo que genera frustración y puede ocasionar cuadros depresivos. De hecho, especialistas de la UNAM calculan que en México hay aproximadamente 2.5 millones de jóvenes de entre 12 y 24 años con depresión.
Dado que durante la adolescencia formamos nuestra identidad y superamos nuestras inseguridades, es fundamental que, como sociedad, familia, amigos, autoridades, empresarios y docentes, sepamos transmitir los valores adecuados en los jóvenes. Ellos son el futuro del país y por eso debemos cuidarlos, respetarlos y facilitarles las herramientas suficientes para que puedan desarrollar todo su potencial de forma auténtica y transparente.
No busques cánones corporales o un ideal de belleza. Ama tu cuerpo, cuídalo y vístelo con las prendas que mejor se acomoden.