Tres semanas con una guerra real y también con una guerra de narrativas en medios alineados a intereses occidentales y otros medios que tienen simpatía por filosofía rusa.

Crecemos todos los días con posteos rusofóbicos, pero, al mismo tiempo, se radicalizan las personas que ponen las “Z” en sus perfiles que simbolizan el poder ruso ofendiendo a Ucrania; no es enojarse ni tomar partido, es observar y mantenerse divertido para sacar partido.

Muchos pensarían que no, pero sí hay camino y mucho que andar ahora más que nunca. La polarización es una pelea mundial que estamos observando en todos los campos a nivel local y mundial, es una especie de confrontación de ideas, sentimientos y emociones entre las personas que, muchas veces, las redes sociales explotan y hacen que aparezcan muchas peleas en la vida digital.

La gente pelea todos los días por defender o atacar marcas, servicios, ideas, series de televisión, actores, películas, candidatos, políticos o fundaciones; todos los días peleamos por todo y con todos, principalmente por medio de Twitter u otras redes sociales.

Hasta cierto punto, pelear y la polarización es consecuencia de la posmodernidad y la posverdad, y nos acompañará por mucho tiempo. Veremos ambientes de clientes y consumo con CRM’s (Centros de servicio al cliente) de clientes polarizados, protestando y peleando por hundir a marcas o defenderlas.

Los agentes de la mercadotecnia tendremos necesidad de ajustar nuestros servicios y misiones para enfocar nuestro mundo hacia el centro del cliente porque el centro del mundo se está ajustando hacia la polarización.

Ahora bien, después de las elecciones en México que recientemente se celebraron y en donde, de alguna manera, se moderó la brújula política del territorio de la Ciudad de México en donde la izquierda perdió terreno y la derecha o conservadurismo ganó terreno, tal parece que se repita un ambiente de pluralidad, de diversidad de ideas. Lo que se respira bien. Un país en donde ser respeten todas las ideas de todos, no importa de dónde vengan ni por qué.

Tal parece que la polarización es mala y la pluralidad es buena, pero no todo es lo que parece, pues muchas veces la polarización no es tan mala como parece, porque provoca disrupción, movimiento de ideas y que los políticos realmente luchen por el poder y generen cambios reales y ni sólo cosméticos.

Mientras que la pluralidad es más apagada, es más gris y más inofensiva. Digamos que la pluralidad es más bonita, pero no logra nada en realidad. Son una dualidad: La polarización + la pluralidad, son como la luz y la obscuridad, se necesitan porque tienen una relación intrínseca. No existe la luz sin la sombra. Un ciervo sin un señor feudal.

¿Qué hacemos entonces? Luchar por entender lo que está pasando para generar contenidos realmente relevantes, estrategias de comunicación y mercadotecnia disruptivas y efectivas; precios que combatan la polarización.

Debemos ayudar a nuestras marcas y clientes por estos mares alzados. Es nuestro trabajo. Y nuestra misión de vida para divertimos y para seguir facturando. Si queremos seguir jugando en esto, no queda de otra. Mías que entender el nuevo juego, cómo se juega, dónde se juega y de qué manera se juega.

Así las cosas, a seguir jugando entre la “falsa” pluralidad y la real polarización porque es lo que hay. Con lo que se seguirá trabajando porque es lo que el mundo destila en su parte offline y online. No exsiste solución real, todo se trata de transitar por tiempos que son un puente de tiempo. Somos todos un eslabón social.