Si bien, no todo lo que se anuncia a través de mensajes publicitarios es cierto, pues lo estipulado puede tener ciertas cláusulas que le restan importancia al comunicado, así como imágenes que no ejemplifican verdaderamente la mercancía. Pese a esto, la publicidad engañosa persiste.
Es conveniente señalar que la publicidad engañosa suele sobresalir en fechas que cuentan con gran éxito en ventas, como por ejemplo Día de San Valentín, Navidad y, de forma particular en México, dentro del Buen Fin, fechas en las que la Procuraduria Federal del Consumidor (Profeco) registró alrededor de 861 quejas relacionadas con esto, –de las cuales 252 provienen de compañías retail– lo cual equivale a un millón 636 mil pesos recuperados al resolver 650 de ellas.
Por su parte, en un plano internacional, estudios de Harris Interactive y ediaBrix revelan los sitios en donde se cuenta con mayor incidencia de publicidad engañosa. La lista está liderada por un 86 por ciento de consumidores que señalan los anuncios de vídeo patrocinados que parecen ser contenido.
Posterior están los anuncios pagados en medios de comunicación, señalado por un 66 por ciento y los informerciales con un 61 por ciento, los cuales en México, suelen estar relacionados con medicamentos o productos para bajar de peso, desde maquinas de para hacer ejercicio, hasta prendas de vestir.
Posterior están las historias patrocinadas dentro de redes sociales con 57 por ciento de menciones y, por último están los tweets que son promovidos, indicado por un 45 por ciento.
La publicidad engañosa puede propiciar compras, al mismo tiempo en el que le resta credibilidad a la firma que la implementa, al considerarlo, Crossmedia revelan que una de las consecuencias de perder la confianza del consumidor es que la marca se crea una “mala fama”, lo cual ocasiona una reacción en cadena, mejor conocido como publicidad boca en boca, sólo que esta vez, de forma negativa.