El uso de asistes de voz es cada vez más común y aunque sus niveles de precisión se han optimizado a lo largo del tiempo, es cierto que existen todavía muchas áreas de oportunidad sobre las cuales trabajar. Así lo demuestra el peculiar acontecimiento que protagonizó el ministro de Defensa del Reino Unido, Gavin Williamson, y el sistema de voz de Apple, Siri, cuando este último irrumpió en pleno discurso.
El curioso episodio tuvo lugar en la Cámara de los Comunes, cuando el ministro hablaba sobre la lucha contra el terrorismo en Siria. De pronto, el smartphone del funcionario se activó y respondió “encontré algo en la red para ‘Fuerzas democráticas sirias apoyadas por la premonición’”.
A decir del diario Independent, el dispositivo reconoció la voz de su portador y trató de reconocer el discurso como una petición.
Williamson tomo el hecho con humor y ofreció una disculpa, al tiempo que indicó lo raro que resulta que “te interrumpa tu propio teléfono móvil”.
Más allá de lo simpático de la escena, lo ocurrido habla mucho sobre cómo los asistentes de voz, que son la materialización más básica de la inteligencia artificial, aún tienen muchas brechas que necesitan ser cerradas.
De acuerdo con el estudio, Conversational Commerce: Why Consumers Are Embracing Voice Assistants in Their Lives, cerca del 50 por ciento de los consumidores han utilizado en al menos una ocasión algún asistente inteligente de voz; de hecho, un 25 por ciento los prefiere antes que una página web o una app, y según la investigación este porcentaje se incrementará al 40 por ciento durante 2021.
Entre los usos más frecuentes se encuentra la la búsqueda de información (82 por ciento) y el consumo de música y vídeos (67 por ciento), aunque otras opciones como la solicitud de comida a domicilio o de un taxi, van en aumento con un 34 por ciento y un 28 por ciento ,respectivamente.
Ante estas cifras, para las empresas que desarrollan este tipo de tecnología los retos serán cada vez mayores. Frente a la masificación de dichos recursos, la exigencia de los usuarios irá a la alza, en donde cualquier error ya sea de activación o de entendimiento será fuertemente criticado.
El reto estará en generar sistemas más hábiles y capaces de adaptarse a las necesidades de los consumidores, que a su vez sirvan a las marcas como plataformas publicitarias.