Es muy difícil que los consumidores no brinden ciertos datos cuando realizan transacciones comerciales. Una información, que sirve para que las marcas puedan conocer mejor al cliente y puedan así suplir sus necesidades y que como parte de ello, puede implicar el envío de publicidad a los usuarios. Esto último, una acción que muchos rechazan y por lo que evitan, en mayor o menor medida, que sus datos puedan servir para ello.
En el caso de Europa, este panorama parece hacerse cada vez más evidente entre los consumidores, especialmente en países como Luxemburgo, Holanda o Dinamarca donde más de la mitad prefiere no permitir a las empresas, que usen sus datos con fines publicitarios.
De hecho, según los datos de Eurostat, los anteriores son los primeros países cuyos habitantes, al ser consultados, aseguraron haberse negado alguna vez durante el último año a que su información personal sea utilizada con fines comerciales, mientras que en países como Bulgaria, sus habitantes no parecen tener mayor problema con esta práctica pues apenas un 12 por ciento, ha impedido el uso de estos datos.