En un video que posiblemente se pierda entre otros miles en las redes sociales se observa a una mujer que intenta reanimarlo con un masaje en el pecho. ¿Se puede imaginar algo más doloroso que perder a un familiar en los brazos mientras el personal del personal niega o retrasa la atención?
El ISSSTE informó que el paciente llegó al servicio de urgencias a las 16:41 horas y fue catalogado como “código verde”, que no requiere atención inmediata, sin embargo, a las 18:00 horas sufrió un paro cardiorrespiratorio y murió.
En el vídeo se ve una sala de espera llena en la que no hay ni siquiera espacio para tomar asiento, como todas las salas de espera de los hospitales públicos del país. ¿Qué hubiera pasado si en el lugar no hubiera habido tantos servicios pendientes?, ¿si cada doctor en lugar de tener que atender a 40 personas en promedio atendieran a 5 o 6? Es imposible saber cuántas vidas se salvarán si la atención en México no fuera deficiente y lenta, por decir lo menos.
Según la Encuesta de Acceso a la Salud y Estado de Derecho en el marco del COVID-19 del World Justice Project, el 70.7% de las personas en México señalan que sería muy difícil o algo difícil cubrir los gastos de un médico u hospital privado. Es decir, no es que prefieran el sistema de salud pública sino que no hay dinero para pagar atención digna.
La pandemia evidenció este fenómeno de la manera más cruel. De acuerdo con la UNAM, hasta 2021, 92% de los decesos por Covid 19 ocurrieron en instituciones públicas de salud, con la mitad en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), mientras que en hospitales privado sólo sucedieron 2% de las muertes.
Por otro lado, 94% de los mexicanos muertos por la Covid-19 eran obreros, amas de casa y retirados con condiciones económicas adversas, y la mitad no terminó la primaria, es decir, aquellos que no podían pagar un servicio particular.
La situación es grave y se suma a otras muy delicadas como la falta de medicamentos para personas con cáncer, las instalaciones y equipo deficiente, la importación de médicos de otros países como Cuba sin antes capacitar y respetar el trabajo de los médicos mexicanos.
Está por terminar el sexenio, el presidente López Obrador prometió que el sistema de salud mexicano sería como el de Suiza y claro, nada más distante. Esa es una de las mentiras que más duelen en esta administración.