Sin duda, Netflix es una de las empresa más emblemáticas del mundo del entretenimiento actual. Las posibilidades de personalización y acceso que ofrece a los usuarios se han convertido en su valor agregado que han convertido su propuesta en un negocio amante rentable.
Durante los meses de octubre a diciembre del año pasado, Netflix obtuvo ingresos por 3 mil 286 millones de dólares, un incremento del 32.6 por ciento en comparación el periodo de 2016, de acuerdo con lo publicado en su último reporte financiero.
Esta cifras le permitieron iniciar el año con el pie derecho y, según las estimaciones de Huber Research Partners, el precio de las acciones de Netflix han subido 45 por ciento en lo que va del año, con lo que es posible que antes de fin de año, el valor de las papeletas crezca a 350 dólares.
Lo anterior, en buena medida, es resultado del buen rendimiento que la empresas experimentó particularmente durante el último trimestre del año, en donde su expansión en el terreno internacional es el gran motor de crecimiento.
Una gráfica firmada por Statista, indica que durante los últimos tres meses de 2017, la plataforma de video sumaba un total de 117.6 millones de suscriptores, de los cuales 62.8 millones se encontraban fuera del mercado estadounidense.
El éxito que Netflix ha encontrado fuera del mercado en el que nació responde, en gran parte, a lo acertadas que resultan sus estrategias de mercadotecnia, ramo que parece ser una de las grandes prioridades de la empresa.
Basta con recordar que durante durante todo 2017 ,Netflix recibió 11 mil 692 millones de dólares e invirtió 1 mil 278 millones en marketing. Esto quiere decir que cada día invierte 3 millones 501 mil dólares en mercadotecnia.
El gran acierto se concentra en que los esfuerzos de publicidad y mercadotecnia de Netflix se caracterizan por entender el contexto de cada mercado y diseñar mensajes que se adapten a dichas realidades. El uso de personajes especialmente relevantes para un país o utilizar lenguaje que es común en cierta región es sólo parte del proceso.
La empresa entiende con especial detalle las situaciones que viven sus audiencias lejos y fuera de las pantallas, realidad que se refleja en sus acciones generando un nivel de empatía superior y en función de un elemento más allá del contenido.