A finales de la semana pasada, muchos se sorprendieron cuando el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, les pidió a los gobernadores estatales que ofrecieran un “estímulo” de U$S 100 a los que se resisten a las vacunas.
Algunos, advirtieron que este incentivo podría ser contraproducente.
¿Por qué? Porque, por un lado, generaría expectativas para ofrecimientos aún más altos por parte de las autoridades y los empleadores.
Por otro, porque podría llevar a tasas de vacunación mucho más bajas, ya que los indecisos podrían decidir esperar más tiempo para recibir sumas de dinero cada vez más altas.
Ahora, los ejemplos están a la vista. Unos pocos días después, Walmart subió la apuesta inicial y comenzó a ofrecer U$S 150 para que el personal recibiera la vacuna contra el covid-19.
Y el incremento de ofertas no se detiene, según Bloomberg, The Vanguard Group ahora ofrece U$S 1.000 a los empleados que se vacunen antes de octubre.
La compañía administradora de activos de los Estados Unidos ofrece esa suma a todos los trabajadores que puedan demostrar que recibieron una vacuna contra el covid-19, incluso si fueron inoculados antes de que la empresa lanzara la oferta.
En un comunicado, Vanguard confirmó la decisión diciendo que la compañía recompensa a los empleados “que se han tomado el tiempo para protegerse a sí mismos, a los demás y a la comunidad”.
Esto ha encendido las alarmas en Wall Street, ya que si la tendencia se expande (algo muy común entre las grandes compañías financieras de NY), todas deberían hacer lo mismo.
Algunos aseguran que, en pocos días, la mayoría de las compañías estadounidenses estarán presionadas a seguir el camino.
La exigencia de la vacunación se extiende entre las empresas estadounidenses. Google, por ejemplo, a través de Sundar Pichai, CEO de la Alphabet, ya confirmó que exigirá a sus empleados que estén vacunados previo a su regreso a sus labores de oficina.
Algo similar había decidido Facebook unos días antes.
También Netflix, que anunció que para que los actores y empleados que trabajen en alguna producción de la plataforma será requisito ineludible estar vacunados contra el coronavirus como parte de un protocolo de seguridad.
En Francia, por ejemplo, la cadena de comida rápida Burger King presiona con suspender a los empleados que no quieran vacunarse, algo parecido a lo que está pasando en algunas otras compañías europeas en países donde la gente es reticente a recibir la inmunización.
La pregunta es ¿Cómo afectará esto a la relación de las empresas con sus propios empleados y, en definitiva, con los clientes? Es que una relación laboral en tensión, inexorablemente, impacta hacia afuera de las organizaciones.