A la hora de viajar hay diversas formas para transportarse, desde auto propio, pasando por los ferrocarriles (casi desaparecido en México), hasta autobús y avión. La elección depende de la rapidez, comodidad y, economía.
Cuando se elige pagar por un servicio de transporte, una de las formas de medir si se ofrece un servicio de calidad es el tiempo que se hace esperar al pasajero antes de iniciar el viaje. Al respecto, más del 48 por ciento de los viajeros en el país considera que el tiempo de espera para trayectos en autobús es bueno, mientras que en avión opina lo mismo el 43,7 por ciento. Apenas un 14,5 y 10,3 por ciento, respectivamente, los califica como muy buenos.
Según datos del Estudio Hábitos de Consumo al Viajar 2017, la opinión comienza a decaer, pues el 27,9 por ciento de las personas considera que en viajes terrestres es regular, lo mismo que el 30 por ciento de los viajes en avión.
En tanto, de acuerdo con la consulta a 947 personas, conducida por el Departamento de Investigación de Merca2.0, el 6,7 por ciento considera que la espera en terminales de autobús es mala, incluso un 2,8 por ciento piensa que es pésima. Mientras que, el 8,5 por ciento de los encuestados señala que la espera en aeropuertos es mala, y un 7,5 por ciento la califica como muy mala.
Cabe destacar que, aunque en general la opinión es positiva, la calificación más dura es para las aerolíneas.
La satisfacción del cliente es un índice para medir los resultados o eficiencia de los procesos que intervienen para vender productos y servicios, que ayuda a las empresas a saber si cumplen o superan las expectativas del consumidor.
De tal forma, medir la satisfacción del cliente permite a la marca conocer qué oportunidades tiene para realizar ajustes. En los servicios de transporte esto debe ser un factor fundamental que deben considerar las marcas para medir si ofrecen un buen servicio o no a sus clientes.