Cuando tenemos la idea de un emprendimiento o de un negocio, con regularidad armamos toda la estructura, el concepto, invertimos en infraestructura, en materia prima, en la constitución de la empresa, en contratar personal, y procedemos a salir al mercado con lo que consideramos, será un producto o servicio de éxito. Pero la mayoría de las veces no resulta así, o en el mejor de los casos, no en el tiempo esperado.
Mientras que en Europa el 80 por ciento de los emprendimientos sobreviven a los dos primeros años, en nuestro continente apenas el 45 por ciento logra sobrevivir durante ese período. El arte de emprender cada día requiere de estrategias, de procesos y acciones por parte de los emprendedores, y mucho más cuando estamos recibiendo los coletazos de los daños que a nivel humano, social sanitario y económico ha dejado la pandemia del Covid-19, la cual, aunada a la guerra entre Rusia y Ucrania que ha acelerado el desabastecimiento de algunos productos y materias primas a nivel mundial.
Es por ello que, en su reciente intervención en el Foro Económico Mundial celebrado en Davos, la Directora del Fondo Monetario Internacional (FMI) Kristalina Georgieva, declaró que: “Estamos viviendo una crisis tras otra. Primero la pandemia, ahora la guerra en Ucrania. Y eso es un gran revés para la recuperación de la economía mundial”. Asimismo, indicó que: “Como resultado, hemos tenido que bajar las perspectivas de crecimiento de 143 países para 2022 y hacer que el crecimiento mundial pase del 4,9, donde lo proyectamos en octubre del año pasado, al 3,6 en el que se encuentra hoy. Y, además, vemos una aceleración muy significativa de la inflación en muchísimos países”.
Por su parte, Jamie Dimon, presidente y consejero delegado de JPMorgan Chase, refiriéndose al panorama económico mundial señaló que “ahora mismo, el tiempo es soleado, las cosas van bien. Todo el mundo piensa que la FED puede manejar esto. Ese huracán está ahí fuera, viniendo hacia nosotros. Solo que no sabemos si es uno pequeño o la super tormenta Sandy”.
Según una encuesta de Fortune publicada a finales de mayo, el 75 por ciento de las empresas esperan una recesión. En ella participaron las firmas que componen la lista Fortune 500, entre ellas Apple, Walmart, Amazon o Exxon Mobil. Ante todo, este panorama mundial, y ante la crisis económica que se avecina y la ya tantas veces anunciada “recesión económica”, ¿cómo pueden los emprendedores hacer mejor uso de los recursos de que disponen y ser más eficientes al momento de iniciar un emprendimiento?
Hablemos del Producto Mínimo Viable (PMV), una herramienta que usan las grandes empresas cada vez que van a iniciar un nuevo proyecto, y que no es más que elaborar un prototipo de nuestro producto o servicio con unas funciones básicas o mínimas que permitan a esos potenciales clientes evaluarlos, y así, comprobar su interés y cuánto pagarían por él.
¿Para qué nos sirve el MVP? Según ESERP Business School, en primer lugar, para saber si el producto o servicio realmente es necesario y si existe una base de consumidores dispuesta a pagar por él; para perfeccionar el diseño y las funciones del producto para que puedas centrarte en aquello que realmente gusta y aporta valor; minimizar los costes de desarrollo y ahorrar al no tener que invertir en las características o funcionalidades que no interesan a los clientes; disminuir el riesgo de fracaso y la incertidumbre vinculada al lanzamiento de nuevos productos, permitiéndote crear un producto o servicio con mayores probabilidades de éxito; y, por último, comenzar a construir una base de clientes fieles a través de los early adopters. Y, ¿cómo creamos un PMV?
Identifica las necesidades de mercado: Pregúntate qué problema soluciona y por qué una persona lo compraría, al igual que debes analizar a la competencia o aquellas opciones similares, así necesidades desatendidas.
Perfila a tu cliente ideal: Evaluar las preferencias y hábitos del consumidor te permitirá crear un producto o servicio con características y funcionalidades que aprecien.
Elabora el PMV: Con los datos recolectados podrás crear el prototipo de tu producto o servicio y someterlo a consideración de posibles compradores.
Valora los resultados: Buscar retroalimentación, entrevista a clientes, haz encuestas para que te ayuden a elegir las características del producto que funcionan mejor.
Lo más importante de la elaboración y puesta en práctica del PMV es que a bajo costo te permitirá, si los datos son positivos, seguir adelante con tu idea, pero si los resultados no son lo que esperábamos, podremos modificar o desechar el proyecto, sin haber incurrido en costos importantes y teniendo un camino ya recorrido respecto al potencial de nuestro producto o servicio.
Por último, dejo una frase de la Directora del FMI, que me parece muy acertada para nosotros los emprendedores, “si miramos al futuro, tenemos que aprender una lección muy importante de la globalización del pasado. No funcionó para todo el mundo y, por lo tanto, el futuro debe consistir en localizar los beneficios para las comunidades y ser mucho más conscientes de que no se trata de ganancias globales, sino de beneficios locales”.