Deben de existir múltiples estadísticas y estudios, pero no es necesario citarlos para afirmar que la mayoría de los aspirantes a emprendedores online, no alcanzan a concretar sus proyectos. Y es que quizá el principal problema, es que su sueño está por encima de lo racional; saben que quieren comenzar algo, independizare, pero en muchas ocasiones ni siquiera logran averiguar por dónde empezar.
Existen otros que logran iniciar su negocio, pero no encuentran la forma de conseguir clientes. Hay quienes incluso comienzan con éxito e incluso generan ingresos, pero no obtienen la rentabilidad y antes de los dos primeros años se ven obligados a abortar su proyecto.
Y quizá, por ese entusiasmo y a veces precipitación por iniciar, por convertirse en sus propios jefes, soslayan la relevancia de identificar con claridad los posibles obstáculos que van a encontrar en el camino, y en caso de percibirlos, distinguir cuál sería la forma de evitarlos antes de que se conviertan en un problema. Veamos entonces cuáles son los tres errores más grandes que comenten los nuevos emprendedores.
Una fórmula común del nuevo emprendedor es informarse; buscar los temas disponibles en videos de Youtube o quizás blogs, que tratan sobre el éxito y el espíritu empresarial. Y eso está bien, puede ser una forma apropiada para aprender cosas útiles, rápido y sin tener que invertir. Pero solo hay un problema con este tipo de contenidos; en su mayoría, casi todos se enfocan en las tácticas y no en las estrategias.
Este es el primer error. Primero hay que diseñar una estrategia que debe contener el plan general de desde cómo comenzar, crecer y tener éxito y de ahí derivar las tácticas, que son las acciones indispensables para conseguirlo. Desarrollar tácticas que no sean congruentes con una estrategia general equivale al clásico ejemplo de la escopeta: saldrán una gran cantidad de petardos, pero pocos atinarán en el blanco. El efecto de esto es devastador, pues no solo implica un enorme desperdicio en recursos como tiempo y dinero, sino que afecta la moral.
El segundo error más común, está en querer hacer negocio, generar ingresos, cuando ni siquiera se cuenta con una audiencia. Hay una secuencia lógica para desarrollar un negocio: atraer una audiencia; generar ingresos y desarrollar el negocio. Así de claro. Se puede tener un gran producto y tal vez incluso un argumento de venta persuasivo. Pero si no se toma el tiempo para integrar una audiencia antes de intentar vender, es la fórmula de la tormenta perfecta: desperdicio de recursos y desánimo.
Hay que entender, que construir algo, cualquier cosa, lleva tiempo y un negocio rentable no es la excepción. Se debe de cumplir con una serie de pasos que para edificar un negocio exitoso. A veces el ímpetu y el ansia por avanzar más aprisa, provoca que se omitan algunos pasos, como, por ejemplo, sentirse agobiados por el exceso de la información y no saber cómo clasificarla y darle valor, eso, es motivo suficiente para darse por vencidos.
No saber administrar el tiempo lleva al tercer y fatídico error: abrumarse y dimitir. Hay muchos imprevistos que pueden interponerse en el camino: podemos sentirnos abrumados, podemos distraernos e incluso, perder la motivación. Pero la única forma de lograr el éxito es permanecer concentrados en el camino, hasta conseguir cada una de las metas y no rendirse hasta concluir la ruta.
Es crucial jamás perder el foco. Cuanto más claro sea exactamente lo que se está tratando de lograr y cuanto más claros sean los planes para alcanzar esas metas, más cerca se estará del éxito. El emprendedor tiene que contar con un plan y mantenerse inspirado, de ahí también otra fórmula que no debe pasarse por alto: rodearse de personas que te motiven, tanto alentándote como inspirándote con sus propios éxitos.