Están por iniciar las vacaciones de Semana Santa. Una vacaciones que, seguro, las tenemos muy bien merecidas después de fuertes jornadas laborales y por habernos ganado “el pan con el sudor de nuestra frente”.

Sobre todo en nuestra industria, que es con el sudor de la frente, y de muchas otras partes del cuerpo, por los altos niveles de presión en los que por lo regular operamos (Es lo emocionante de trabajar en mercadotecnia y publicidad, adrenalina pura).

Y no solamente ha sido una gran emoción trabajar por conseguir los resultados esperados de nuestros clientes, siempre en el ámbito de una alta competencia en todas las categorías posibles de productos y servicios, sino también porque nuestro trabajo se ha visto transformado, en un periodo muy corto de tiempo, por condiciones no controlables, como fue el caso del momento más crítico de la pandemia de COVID-19 y que nos ha llevado, hasta ahora en muchos casos, en ya no trabajar en la forma acostumbrada antes del acontecimiento.

Por ejemplo, en 2019, menos del 40% de las personas en México teníamos la posibilidad de trabajar en el formato de “Home Office”. A partir del inicio de la pandemia, muchos trasladamos de manera obligada nuestras actividades de trabajo a casa.

Eso también provocó que en 2020 la mayoría de los mexicanos prefiriéramos un modo híbrido de trabajo (entre la casa y la oficina) gracias a los beneficios de esta modalidad, como un menor stress al trabajar desde casa (tráfico, aglomeraciones, muy baja calidad del transporte público, etc.).

Pero también las empresas se beneficiaron de este modo de trabajo. Los empleados fueron (y son) más productivos trabajando desde la comodidad de la casa (de acuerdo a una investigación de Statista Research Department), además, como muchos de ustedes lo deben estar viviendo, las empresas ahorraron significativamente en gastos de sus instalaciones.

Ese acontecimiento nos movió y hubo una reacción relativamente rápida.

Pero también sabemos que, por la misma pandemia, los avances tecnológicos, sobre todo en el ámbito digital, se dieron con una mayor velocidad de la proyectada originalmente, sobre todo por las mismas exigencias de su uso de parte de la mayor parte de las empresas.

Y este tema, sigue transformando con rapidez a los empleos de las personas. Sobre todo en nuestra industria.

Si revisamos los datos optimistas del Instituto Mexicano para la Competitividad, A.C. (IMCO), señalan que el 2022 cerró con la generación de 1.7 millones de empleos, (un incremento de 3.1% en la población ocupada en el mismo periodo entre el 2021 y el 2022). Este aumento anual en la cantidad de puestos es el más alto desde 2015 y, además de que aumentó la población ocupada, hubo una reducción en la cantidad de personas desempleadas -los que no trabajan pero buscan empleo activamente-, de 354 mil 479 personas.

Parece que la tendencia no iría mal a futuro. Pero, debido a los avances tecnológicos, y sobre todo, los relacionados con la Inteligencia Artificial (IA) ¿qué puede suceder con los empleos en nuestras actividades?

De acuerdo a una investigación de Goldman Sachs (uno de los grupos de banca de inversión y de valores más grande del mundo), la IA pone en riesgo 300 millones de puestos de trabajo a jornada completa en todo el mundo, ya que el avance en ésta tecnología podría llevar a la automatización de una cuarta parte del trabajo realizado en Estados Unidos y Europa, mientras que alrededor de las dos terceras partes de los trabajos actuales están expuestos a un cierto grado de automatización.

Además, OpenAI, la empresa responsable de ChatGPT y de sus modelos de lenguaje (GPT-3, 3.5 y 4), publicó un documento en el que analizó el impacto a futuro de su tecnología en el mercado laboral de EEUU y señala que alrededor del 80% de los trabajadores de Estados Unidos tendrán al menos un 10% de sus tareas afectadas por ChatGPT y tecnologías similares. Además que el 19% de los puestos de trabajo serían afectados directamente.

De acuerdo a un estudio de Salesforce, el 61 por ciento de los profesionales en mercadotecnia ya implementaron la IA en sus estrategias y el 27 por ciento planea hacerlo a futuro, por lo que ya se está considerando como una importante herramienta de trabajo.

Esto implica que, algunas actividades en diferentes puestos de nuestra industria, ya se estan viendo “afectados” (positiva o negativamente, depende desde qué lado se vea) por la implementación de la IA en diversos procesos y en un futuro inmediato, tocando tareas como las que llevan los analistas de datos, los especialistas en SEO, los creativos en publicidad, los profesionales en gestión de redes sociales, los creadores de campañas digitales, los especialistas en atención al cliente y consumer experience, áreas de arte de las agencias, planeadores de medios, directores de mercadotecnia y otros tantos que se irán sumando.

Pero también hay otra visión: existen datos más optimistas que prevén momentos importantes en cuanto a productividad, sin necesidad de hacer despidos masivos ni puestos completamente automatizados con inteligencia artificial, ya que se aprovechará la IA como una herramienta más de trabajo.

Esta idea se soporta en una publicación de investigadores de Microsoft y el MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) donde hicieron un análisis que reveló cómo los desarrolladores que utilizan IA son capaces de completar tareas un 55.8% más rápido que los que no las utilizan, además que, en otro estudio, científicos del MIT señalaban que los profesionales que utilizan ChatGPT se sienten más satisfechos en su trabajo al ser capaces de automatizar procesos tediosos que podían terminar antes.

Yo, por lo pronto, en lo que se termina de consolidar todo este tema de la IA en nuestras actividades profesionales, me siento (tal como se lo comentaba a mi Gurú del cine, José Antonio Valdés) como aquellos espectadores de 1896 en un café parisino, que se espantaron al ver la llegada de un tren que se les venía encima proyectado por los hermanos Lumiere. Así siento que está llegando la IA a nuestras vidas. ¡Qué IA-nsiedad!