Hasta en 9 mil millones de dólares se calculan las pérdidas para Live Nation, la promotora de conciertos más grande del mundo. Si esa es la situación para el gran emporio del espectáculo, imaginemos el impacto negativo que tendrá cancelación de espectáculos en todas aquellas empresas que se dedican a la organización, la realización y la promoción de conciertos y festivales.
En México, Corporación Interamericana de Entretenimiento (CIE) —la operadora de OCESA— registró una caída de 18% en su flujo operativo (EBITDA) durante el primer trimestre de 2020, de acuerdo con información de la Bolsa Mexicana de Valores. Y se estima que el segundo trimestre haya pérdidas mucho mayores.
Esto quiere decir que la regla en el sector es sencilla: no hay presentaciones en vivo, no hay ingresos. Y eso se debe a que todos los miembros de la cadena productiva de la industria musical —músicos, productores, managers, bookers, ingenieros, técnicos, transportistas, periodistas, publicistas, etcétera— dependen directamente de las ganancias generadas en los espectáculos. No es un secreto que las disqueras y las plataformas de música por streaming son bastante mezquinas con los artistas: apenas unos cuantos centavos de dólar se lleva un artista por ser escuchado en Spotify. Y ni se diga de las regalías de las disqueras, que a menudo son una bicoca que se suma a contratos poco justos. Por eso los espectáculos son tan importantes para el negocio.
Es indudable que, ante esta crisis provocada por la pandemia de COVID-19, la industria musical deberá dar mayor importancia a las estrategias digitales que, sin duda, serán absolutamente necesarias al menos hasta que la Organización Mundial de la Salud (OMS) permita la realización de eventos multitudinarios. Y esto se prevé que suceda hasta 2021.
Si el sector no quiere caer en una recesión aún más profunda, hay dos figuras clave para salvar el barco: el eManager y el live stream.
Desde hace años que el diario británico The Economist ha advertido sobre la inexorable tendencia de la industria hacia la revolución digital. Pero esto no sólo implica que disqueras y artistas se adapten a las dinámicas del streaming, sino que toda la cadena productiva se sume a procesos innovadores relacionados con el e-commerce, el live stream, la realidad virtual (VR), el e-management y el streaming.
Hace poco leí lo siguiente en Europa Press: “El eManager surge de una evolución del manager tradicional, con capacidad para desempeñar las labores que estos han tenido siempre —montar giras, negociar con medios, activar planes promocionales—, pero sumando un elevado conocimiento para obtener beneficios basados en las nuevas opciones que aporta el Internet”.
Este tipo de managers son los que necesita el negocio. Personas que sepan generar ingresos en el mundo digital, desde un live stream en Facebook hasta alguna iniciativa en Minecraft, el afamado videojuego de mundo abierto en el cual se organizó el Block By Blockwest Festival, un evento musical virtual en el que participaron bandas como Massive Attack. A todos los usuarios se les cobró este festival y, de alguna manera, se convirtió en un parteaguas en la gestión y organización de espectáculos en vivo. ¿Alguna vez imaginamos “asistir” a un festival en una realidad virtual de videojuego?
Evidentemente hay mucha gente que no está preparada para disfrutar de conciertos en línea o en realidad virtual. La experiencia de ir a un Foro Sol repleto de miles de personas, la sensación de sentir el bajo en el pecho, de echar el trago con los amigos y de salir temblando después de un show, definitivamente son experiencias irremplazables. Pero aquí no se trata de suplir nada, sino de encontrar nuevos mecanismos de financiamiento. Porque tarde o temprano todo migrará a la economía digital.
Dani Aragón, gran experto en el Music Business y ex subdirector de Los 40 Principales en España, considera que una buena estrategia digital en la industria musical no se enfoca en generar tráfico masivo. De nada sirve, dice, que un artista tenga 80 millones de seguidores si no se logra una interacción real entre público y artistas.
“Los conciertos siempre existirán y serán vitales, pero hoy el artista puede generar ingresos por internet con base en su comunidad fiel y de manera casi automatizada. Llevo años aplicando estrategias avanzadas de monetización en la red y ahora es el momento de llevarlo a cabo desde la coherencia con el mercado musical”, afirma Aragón.
Durante esta pandemia, hemos visto en México una gran cantidad de iniciativas de conciertos en línea. El pasado 10 de mayo, para celebrar el Día de las Madres, marcas, artistas, disqueras y hasta medios de comunicación se unieron para generar al menos una veintena de espectáculos online.
El concierto en línea de Alejandro Fernández —al que se sumó Cerveza Victoria— fue un gran éxito: la transmisión comenzó con 80 mil espectadores y terminó con 117 mil, casi un 50% más. Lo mismo sucedió con la presentación de Armando Manzanero y Susana Zabaleta en YouTube y con el show de Erick Rubín (ex integrante de Timbiriche) en alianza con Farmacias del Ahorro. El espectáculo de Yahir, por ejemplo, estuvo patrocinado por la marca de joyería Pandora México.
A gestionar este tipo de eventos digitales se dedica un eManager. Esto es lo que hace falta.