Hay personas sumamente influyentes y cuyas decisiones inciden en el ámbito de acción en el que se desempeñan; Elon Musk es una de ellas. Pero el comportamiento del magnate detrás de Tesla y Twitter ya ha comenzado a levantar preocupación entre los accionistas de Tesla, quienes lo ven como la principal amenaza para el negocio, sólo por detrás de la creciente competencia en el mercado de los autos eléctricos.
De acuerdo con la encuesta Market Live Pulse de Bloomberg, publicada este lunes, el 26% de los consultados expuso que el mayor riesgo para Tesla en los siguientes dos años es Elon Musk. Mientras que el 53.7% considera que los rivales son el principal motivo de preocupación.
Estos resultados obedecen a la naturaleza volátil e impredecible de Musk al momento de hacer declaraciones y tomar decisiones relativas al funcionamiento de sus empresas, y el efecto que éstas pueden tener sobre el valor de las acciones de las mismas.
A finales del año pasado ocurrió la última muestra más palpable de esta situación, cuando se produjo la compra de Twitter por parte de Musk. Las condiciones del mercado aunado a los vaivenes de Musk al inicio de sus operaciones al frente de Twitter llevaron las acciones de Tesla ha perder el 65% de su valor entre agosto y diciembre del 2022.
Cabe recordar, que en ese momento Musk hizo dos ventas importantes de millones de acciones de Tesla para financiar las operaciones de Twitter.
Pero la idea de esta columna no es centrarse en las volátiles declaraciones de Elon Musk, su forma de ser, sino en la responsabilidad que deben mantener los sujetos que se encuentran al frente de organizaciones de las que dependen miles, cientos o una decena de empleos, o sobre las que reposa el capital de pequeños y/o grandes inversionistas.
La incertidumbre que pueden generar con sus decisiones abren el paso a la desconfianza en su ámbito de acción, y con ello no sólo ponen en juego el valor de sus sus negocios, sino también el sustento o carrera profesional de sus colaboradores.
Si nos salimos del gran reflector que se posa sobre Elon Musk y trasladamos ese comportamiento a cualquier líder de negocios las consecuencias pueden ser igual de impactantes. Pareciera que a veces el ego, la megalomanía, supera la responsabilidad que se debe tener en posiciones de poder.
Elon Musk crea incertidumbre entre los accionistas de Tesla. Lo que antes eran tomados como mensajes temerarios, tácticas de negocios, hoy ya están permeando hasta el punto que lo ven como un riesgo para la empresa que, de una forma u otra, forman parte.
Pero esa incertidumbre también se puede generar en otra escala con un comentario en un cóctel, un encuentro de networking o una cita de negocios. Elon Musk debería ser una muestra de las consecuencias que la irresponsabilidad en la imagen que se comunica puede tener al interior de las organizaciones.