Hace unos días, Elon Musk hizo de las suyas con su Twitter y con nosotros como audiencia. Simuló que su recién comprada red social por la que pagó 44 000 millones de dólares en octubre pasado y que por cierto al retomar su oferta disparó las acciones hasta un 23 por ciento con un valor de 52.00 dólares, se apagaría y dejaría de funcionar. Amedrentó a los empleados y colaboradores que si no trabajaban más horas en la oficina, simplemente los despedirá.
Fuertes declaraciones para un dueño de una red social. ¿Estará limpiando la red social de bots y empleados flojos, según él? Todos esto es reflejo de los tiempos posmodernos que vivimos y lo dije aquí mismo desde el 2016, la posverdad también nos alcanzó. Todo es verdad y al mismo tiempo nada es verdad. Es el mandamiento de estos tiempos, no solo por las redes sociales, es por la era misma de la posmodernidad que nos infiltra a una etapa en donde hay demasiado de todo, con una velocidad fugaz que no nos permite saber ni quiénes somos en realidad. Si queremos sintetizar todo, estamos más afuera de nosotros que adentro.
¿Qué esta tramando Elon Musk con Twitter?
Y lo está logrando, que algunos se enojen y que otros nos riamos de nosotros mismos. Elon Musk no tiene compromiso con nadie, ni con él mismo. Si partimos de que es un Shitposter (que se refiere a quienes a propósito publican contenido en sus redes, pobre, cutre e irreverente) que al mismo tiempo es empresario y millonario disruptivo, pseudo ecologista y visionario. Se trata de usarnos más que usemos su medio como comunicación. Lo que hizo Elon Musk es un comercial que no es comercial que la ha costado más de 44 000 millones de dólares. La activación fue sencilla y nada costosa, se trata de ver cómo son nuestras vidas sin Twitter y con esta reflexión le da mucho más valor a su producto digital. De alguna forma caímos todos y la palabra más mencionada ayer fue Twitter. Lo logró, nos hizo ver que nos puede apagar la red social cuando quiera, que él es el que tiene el control del switch y lo apaga cuando quiera, porque no le importa nada. Nada de nada, porque estamos en tiempos de Posverdad en donde nada es todo y todo es nada. Que nos cuesta cada vez más despegarnos de nuestro Yo digital porque se nos inserta en nuestro cerebro y es parte ya de nuestra psiquis. Es nuestra mente y cuerpo.
Por eso es que Elon Musk hace lo que hace, porque los tiempos lo permiten, juega con el enojo de sus audiencias y de sus empleados y ex empleados. No hay publicidad mala y por el momento todos estamos hablando de él y subiendo las acciones de su nuevo juguete producto. Que es una especie de alter-ego de su pene y símbolo de su ego ¿Seguiremos jugando? No pasa nada y todo, al mismo tiempo.