Si las mujeres no trabajaran en el campo, no tendríamos alimento en nuestra mesa, así de simple: la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha reconocido que así de vital es la labor que realizan las mujeres en la agricultura.
Pero este dato contrasta con la realidad del día a día: por ejemplo, en México solo 16 % de los trabajadores en el campo son mujeres, según el Censo Agropecuario 2022. He tenido la oportunidad de compartir este dato en algunos espacios de debate pues la realidad es que la cifra ha disminuido: en 2007 la participación de mujeres era de más del 19%, es decir, dos puntos porcentuales por encima del censo más reciente.
Por eso, aprovecho este mes para sumarme al llamado de seguir apostando por una agricultura en la que la contribución y liderazgo de las mujeres, como agentes de cambio y equidad social, sea plenamente reconocida. Está más que demostrado que su labor ayuda a mejorar la economía de sus familias y procuran el desarrollo de sus comunidades. No solo eso: una mujer que trabaja en el campo contribuye a la alimentación de cientos o miles de hogares.
En Syngenta cultivamos el talento femenino, dentro y fuera del campo. A nivel global, la compañía se rige por tres principios de empoderamiento de nuestras colaboradoras: We Are All Accountable, que involucra al liderazgo y a todos los niveles de la compañía; #InspireInclusion, para crear una atmósfera de inclusión y apoyo y, por último, Intersection Matters, para reconocer que todas las mujeres pueden experimentar diferentes niveles de discriminación o desventaja social, con motivos de raza, orientación sexual o nivel socioeconómico.
Hoy por hoy, nos sentimos orgullosos de que en Syngenta, el 40.6% de nuestro personal está conformado por mujeres. Es cierto que aún hay áreas de oportunidad para equilibrar la balanza, como lo es precisamente el campo, pero estamos orgullosas de contar con una representación de mujeres cada vez mayor. ¡Y estamos trabajando para que esta cifra aumente de forma positiva y sostenible!
En esa tarea, habemos compañías y organizaciones que no quitamos el dedo del renglón. Como parte del Consejo Nacional Agropecuario (CNA), hemos trabajado como agente de cambio para perseguir un futuro alimenticio en el que las mujeres ocupen un rol, no sólo digno, sino también preponderante. Tengo la convicción de que es el camino correcto para la agricultura en nuestros países latinoamericanos.
Finalmente, reitero que como parte de una compañía con una visión de género comprometida, hago un llamado a reconocer que, al empoderar a las mujeres, no solo se promueve la igualdad de género, sino que también se fortalece la productividad y la competitividad del sector agrícola. Reconozcamos, de una vez por todas, que son ellas quienes siembran la semilla del cambio.