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Elecciones de EEUU 2020: No se puede hablar de censura si la “información” es engañosa

Desde el jueves en la tarde que el equipo de Trump para las elecciones de EEUU acusa a los medios de censura, pero es una acusación inválida
  • De acuerdo con el presidente Trump, hay una enorme conspiración que busca impedir que gane las elecciones de 2020

  • A su parecer, demócratas, medios de información, Big Tech y oficiales electorales están detrás de un esfuerzo colectivo para bloquearlo

  • No solo eso, sino que cree que la lucha de las compañías de noticias para controlar su desinformación es equivalente a censura

ACTUALIZACIÓN: Se corrige un error en la gráfica

El cinco de noviembre fue realmente un día histórico para Estados Unidos (EEUU). El todavía presidente Donald Trump, de acuerdo con el New York Times, convocó a una conferencia de prensa para hablar sobre las elecciones presidenciales. En ella reafirmó, como lo ha hecho por días, que hay presunta evidencia de un fraude a gran escala en varios estados clave. Casi al unísono, las grandes cadenas de televisión cortaron la transmisión, ante la ola de mentiras.

Lo anterior provocó una ola de reclamos entre los allegados de Trump. Muchos aseguraron que el candidato fue “censurado” por los grandes medios de información y, posteriormente, por las redes sociales. No es una acusación nueva, pues el asedio del republicano en contra de las Big Tech, aún previo a las elecciones, se basaba en una supuesta “discriminación” a las voces conservadoras. Y parte de un desacuerdo público crucial: El significado de la censura.

Una guerra mediática en medio de las elecciones de EEUU

Es importante entender que la situación específica de la Unión Americana hacen muy difícil dar una definición perfecta al término de censura. Y es que, lo que para un demócrata parece una forma de lidiar con la expansión de la desinformación en el país, para un republicano es limitar su libertad de expresión. Así lo expresa claramente una encuesta publicada por Pew Research Center. La aprobación o desaprobación del fenómeno tiene unos claros tintes partisanos.

Pero la definición de censura, específicamente censura política, no es algo que está a debate. Slate lo pone perfectamente en una frase: “Poner un mensaje para advertir de datos falsos no es suprimir la libertad de expresión, es conservarla”. El Washington Post lo explica con un poco más de profundidad: “Facebook y Twitter no están obligadas a difundir posible desinformación. Eso no es ‘censura’. Es juicio editorial, algo de lo que necesitamos mucho más en internet”.


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Sean elecciones o no, detener el esparcimiento de la información falsa no es censura. Y las acusaciones de fraude de Trump han sido demostradas una y otra vez como equivocadas. De acuerdo con The Guardian, miembros en el partido republicano aseguran que no existen votos “legales e ilegales”. Según BBC, la tasa de fraude en boletas por correo es menor a un 0.0009 por ciento. Y The Conversation apunta que es bastante complejo falsificar estos documentos.

Libertad de expresión, el verdadero riesgo de censura y la responsabilidad de los medios

Irónicamente, mientras Trump acusa de censura en las elecciones de EEUU y los discursos de derecha, la evidencia apunta lo contrario. De acuerdo con Politico, las voces conservadoras en este país tienden a dominar a sus contrapartes liberales en redes, aún con el supuesto bias. Y en un análisis de CNN, dentro de Facebook las historias favorables a Trump atraen el 91 por ciento de la interacción de los votantes. Fox News y Breitbart, el medio de noticias y el sitio de pseudo-información más afines al presidente, son las páginas más populares en la plataforma.

Es evidente que las voces conservadoras, que frecuentemente usan agresivas historias y datos falsos para impulsar sus agendas, no solo no son víctimas de censura. Podrían ser la raíz de un verdadero problema de libertad de expresión. Según The Guardian, muchos países en todo el mundo están pasando regulaciones para detener como sea la expansión de noticias falsas. Y en su apuro, podrían crear marcos legales para facilitar la supresión estatal del periodismo.

Dentro de este contexto, los medios de información serios tienen una responsabilidad enorme. No solo deben resistirse a historias fáciles y el click seductor para generar ingresos masivos en publicidad. Tampoco pueden detener la cobertura a las declaraciones de Trump y los agentes que amenazan a los procesos democráticos. Ignorar el problema no logrará que desaparezca. Tienen que seguir poniendo estas visiones engañosas en perspectiva y denunciar su falsedad. No se trata de censura. Es poner al poder político bajo los estándares mínimos de la verdad.

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