Desde que la pandemia de coronavirus comenzó a extenderse, las personas se alejaron unas de otras y dejaron de usar uno de los servicios básicos en toda ciudad: el transporte público. Sin embargo, pese a la creencia que se tiene de que estos espacios pueden ser centros de contagios, no hay una evidencia de verdad sólida que apunta a que así sea. Por la sencilla razón de que no se tienen certezas de que el transporte público haya detonado alguno de los brotes que se han dado a lo largo y ancho del mundo.
Por ejemplo, de los 386 brotes de covid-19 registrados en Paris durante mayo y mediados de julio, ninguno de ellos provino del transporte público. Destinos como Tokio y Nueva York, urbes aglomeradas y con uso frecuente del transporte público, tampoco encontraron muestras de que algún brote haya venido de estos espacios.
Sin embargo, pese a ello es necesario apuntar que eso no exime a estos espacios de ser sitios sin peligrosidad alguna. De hecho, cabe señalar que hay tres factores que hacen que estos espacios pudieran convertirse en focos de contagio: aglomeraciones, espacios cerrados y mal ventilados y una alta interacción entre las personas.
Tomando en cuenta que muchas ciudades están reduciendo la afluencia de público para evitar precisamente la saturación, se puede entender el porqué el transporte público hasta el momento no ha sido una amenaza real para los contagios de covid-19. En ciudades como Berlín, el metro y los autobuses estiman que su uso se está dando apenas con un 60 o 70 por ciento de los niveles de usuarios habituales, y en París el metro está en el 45 por ciento de sus niveles normales. Ello ha hecho que las personas puedan guardar a la perfección su distancia social y que las aglomeraciones no sean un problema.
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Un dato curioso
Michael Reid, experto en rastreo de contactos y profesor en la Escuela de Medicina de San Francisco, de la Universidad de California, apunta un hecho que alcanza cierta lógica: viajar en metro es menos peligroso que estar en un restaurante. Las razones son que en el metro por lo general la gente no habla y usa cubre bocas. En cambio, en un restaurante, la gente no usa el cubre bocas, ya que está comiendo, y se encuentra charlando la gran mayoría del tiempo. Con ello se elevan las probabilidades de que haya gotitas de saliva infectadas de coronavirus.
En México…
Sin embargo, en México, la Secretaría de Salud estableció fuertes medidas para evitar los contagios en el transporte público, un espacio por el que transitan millones de mexicanos a diario y cuya demanda se ha visto de nuevo al alza a partir de la apertura de diversas industrias. Lo anterior incluye sentarse a un asiento de distancia, hacer el estornudo de etiqueta, usar cubre bocas y gel antibacterial antes de subir y bajar del transporte.
También es importante no tocarse la cara, especialmente si se estuvo en contacto constante con los tubos. Igualmente se solicitó a los dueños de autotransportes la constante desinfección de las unidades durante el recorrido y al finalizar el mismo.