Santiago, Chile.- Depende de cĂłmo se agreguen los signos de puntuaciĂłn a la frase que da tĂtulo a esta nota, el contenido puede tener un significado diferente. Si optamos por la exclamaciĂłn, podemos estar frente a un asalto a lo pelĂcula de gangsters antigua (¡el telĂ©fono o la vida!), mientras que si elegimos la interrogaciĂłn… (ÂżEl telĂ©fono o la vida?) Inmediatamente sugiere un condicional…bueno, esto da para largo.
Sucede que leĂa hace un par de dĂas una nota de la BBC en la que el periodista daba una serie de reglas para evitar que el telĂ©fono domine nuestra vida y me quedĂ© pensando en el tema. (Ya sĂ© que se ha escrito bastante, pero no por eso se ha pensado bastante). Lo que debiera ser sĂłlo una herramienta comunicacional, en realidad se ha vuelto una adicciĂłn. Basta googlear “adicciĂłn al” y la primera opciĂłn que aparece es “celular”. Más de alguien estará interesado.
Mirado desde el punto de vista del marketing, este fanatismo por el telĂ©fono inteligente, nos sugiere que tenemos un medio potente para hacer llegar el mensaje. Sin embargo, el filtro de quienes utilizamos el dispositivo comienza ser más fino y se relaciona directamente con lo emocional (sĂ, otra vez la palabrita). Entonces, para ser un aporte a la industria, debe considerarse este aspecto como primordial.
Ahora, si lo analizamos desde el aspecto netamente humano, de comunicación, podemos concluir que cada vez estamos menos atentos a los mensajes que se presentan en vivo y en directo. ¿Cuántas veces nos hemos encontrado tuiteando un espectáculo o una charla, mientras ponemos más atención al teléfono que a lo que está sucediendo? Sin duda es un arma de doble filo y resulta necesario tomar las precauciones para que lo urgente no supere lo importante.
El reportaje mencionado más arriba sugiere, entre otras cosas, conversar cara a cara, apagar el telĂ©fono en reuniones sociales, de trabajo y antes de dormir y, de ser posible, desprenderse de Ă©l al menos un dĂa, cada cierto tiempo.  No es mala idea, sobre todo si, mientras lees esto, estás pensando que hace varios minutos no lo revisas. Luego puedes preguntarte Âżel telĂ©fono o la vida?