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Es bien sabido que el mercado de la música continúa creciendo.
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La transición a la era digital propició su declive como su revitalización
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El 2020 fue otro año favorable para la industria de la música. Según el último informe de la Federación Internacional de la Industria Fonográfica (IFPI, por sus siglas en inglés), los ingresos de la música grabada a nivel mundial ascendieron a 21 mil 600 millones de dólares estadounidenses el año pasado, esto es, un 7.4 porcino más que los 20 mil 200 millones alcanzados en 2019.
La industria de la música encadena así su sexto año consecutivo de crecimiento, luego de casi dos décadas de descenso paulatino.
Es paradójico que la transición a la era de la distribución digital ha propiciado tanto el declive de la industria musical como su revitalización. Tras la época dorada del CD, que impulsó los ingresos de la música a niveles sin precedentes durante la década de los noventa, la llegada del MP3 y el intercambio de archivos sacudieron a la industria musical como un terremoto.
Como podemos ver en la gráfica obtenida del portal de estadísticas Statista, entre 2001 y 2010, las ventas de música en formato físico se redujeron más de un 60 por cierto, de 23 mil millones a 8 mil 900 millones de dólares.
En ese mismo periodo, las ventas de música digital pasaron de cero a 4 mil millones de dólares, lo cual no fue suficiente para compensar la caída de las ventas del CD. La industria musical tocó fondo en 2014, cuando la facturación total fue de 14 mil millones de dólares, su nivel más bajo en 20 años.
No fue hasta la aparición y adopción generalizada de los servicios de streaming que la suerte de la industria discográfica volvió a cambiar.
Tras la desconfianza inicial para acoger los servicios del streaming, tanto los sellos discográficos como los artistas parecen haber seguido el ejemplo de los consumidores, aceptando que el futuro de la música está en la distribución digital.
El año pasado, el segmento digital representó la mayor parte de los ingresos de la música en todo el mundo, con los servicios de streaming representando por sí solos el 62 por ciento de las ganancias.