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Carlos Bonilla

El smartphone está inhibiendo la comunicación interpersonal

El uso y abuso de la telefonía móvil ha generado un grave problema que ahora se denomina phubbing.
CARLOS BONILLA
Licenciado en Periodismo y Comunicación Colectiva por la UNAM y Maestro en Relaciones Públicas por el CADEC, distinguido como Maestro Emérito. Es autor y coautor de libros sobre relaciones públicas y comunicación empresarial. Fue electo “El Publirrelacionista del Año 2013”. Preside el Consejo Consultivo de la Red Mundial de Comunicación Organizacional.

Más de la mitad de la población usa los teléfonos móviles. Datos estadísticos revelan que
3,790 millones de personas, equivalentes al 51 por ciento de la población mundial, son
usuarios de estos aparatos. Este porcentaje se eleva, por ejemplo, en España, donde más
del 80 por ciento de la población adulta que usa la telefonía celular.

El uso y abuso de la telefonía móvil ha generado un grave problema que ahora se
denomina phubbing, al grado de que se estima que el 75 por ciento de los latinoamericanos usa su celular para evitar interactuar con personas. Usan su dispositivo para fingir estar ocupadas. Un creciente porcentaje de jóvenes confiesan haber cortado relaciones sentimentales por medio del móvil.

El acto de mirar el celular para evitar mantener conversaciones o prestar atención al
entorno está creciendo, sobre todo en la población joven. El 42 por ciento de las personas admite usarlo solo para “matar el tiempo”.

El neologismo phubbing representa una práctica común de esta época. Es un juego de
palabras entre phone (teléfono) y snubbing (desairar, es decir, desatender a alguien), y
también es llamado phone snubbing. Mirar el smartphone, por ejemplo, durante una cena
o una reunión de trabajo, tiene ese nombre.

El artículo “How ´phubbing´ becomes the norm” (cómo el phubbing se convirtió en
norma), de la revista académica Computers in human behavior, señala que el término
aplica en entornos sociales. Una persona se concentra en su teléfono (u otra pantalla) en
lugar de hablar directamente con otro sujeto padece phubbing. Las causas de practicar
este acto son la adicción a internet, el FOMO (fear of missing out, es decir, el miedo a
perderse de algo) y la pérdida del autocontrol.

Los autores del artículo, Varoth Chotpitayasunondh y Karen M.Douglas, aseguran que el
phubbing es un factor importante en la comunicación moderna. Destacan que aun
amerita una mayor investigación.

Un estudio de Kaspersky Lab, que se refiere al acto de estar atento al dispositivo
electrónico (o fingir estarlo) para evitar, por ejemplo, "conversaciones triviales", toma como referencia de América Latina a México, Colombia y Brasil. Según esta investigación, el 42 por ciento de las personas admite que usa un dispositivo solo para “matar el tiempo”; todos los días. El 48 por ciento lo hace como una distracción diaria. Además, casi un tercio (33 por ciento) de las personas preferiría pedir un taxi o buscar direcciones en su dispositivo, en lugar de consultarlo a otra persona.

Al 37 por ciento de los usuarios de América Latina le preocupa no entretenerse si no puede acceder a un dispositivo conectado. Y un 14 por ciento confiesa que finge estar ocupado si su dispositivo está fuera de servicio.

Actualmente se les considera a los aparatos electrónicos como una mantita para dormir,
un osito o una almohada que se necesita llevar y traer con uno mismo para salir a
cualquier lugar. Incluso hay personas y parejas que han hecho que el uso del celular
parezca un cordón umbilical pues no pueden vivir sin él.

El uso continuado e, incluso, la adicción al teléfono móvil puede llegar a influir gravemente en la manera en la que nos relacionamos y comunicamos con amigos, familiares o nuestra pareja, pero también en nuestra salud mental.

​​El uso excesivo del móvil puede provocar dolores de cuello, así como riesgos y
enfermedades relacionadas con el no limpiar el móvil a menudo cuando se padece alergia
o asma.

Cada vez son más las parejas que se conocen por internet. Cada vez son más las parejas
que se conocen por internet.

En un mundo en el que resulta tan sencillo mantenerse en contacto, se podría pensar que
las relaciones podrían beneficiarse de ello, pero parece que conforme avanzamos en unos
terrenos, retrocedemos en otros. Mantener una buena comunicación, base de cualquier
relación, no es más sencillo por tener más canales, es imprescindible tener la intención y
deseo de llevarlo a cabo.

Las personas víctimas del phubbing se sienten ninguneadas, provocando en ellas la
impresión de que lo que cuentan no es relevante para la otra persona, que no tiene
reparos en consultar el móvil en cualquier momento. Con esta actitud se reduce la
cercanía y la confianza con la otra persona. Quien está pendiente de su teléfono deja de
estar presente en la conversación, llegando incluso a dejar de contestar cuando se le
interpela. Los estudios señalan que esto puede tener consecuencias dañinas para las
relaciones personales, pero también para la salud mental.

Este gesto puede estar asociado a una adicción al móvil, una falta de autocontrol, y se
explica porque nuestro cerebro recompensa con dopamina los comportamientos
inesperados y benignos. La dopamina es una sustancia considerada como responsable de
las sensaciones placenteras y relajantes.

Si bien tendemos a centrarnos en la persona que no puede evitar mirar una y otra vez su
móvil, quien está enfrente también padece las consecuencias. Aumentan sus sentimientos
de soledad, porque siente que la relación no es valorada por el otro, también produce un mayor estrés, al tener que pelear constantemente por la atención, y puede llegar a afectar
a su autoestima.

El primer paso para evitar el phubbing es detectarlo, también es esencial la comunicación.
Hacer saber a la otra persona que nos molesta esa actitud, que su teléfono sea prioritario
ante nuestra presencia. Una vez con las cartas sobre la mesa y con ambas personas
convencidas, será el momento de buscar soluciones.

Lo mejor es, una vez que se es consciente del problema, hacer un esfuerzo por conectar
con la gente de su entorno, dejar el teléfono al llegar a casa, apagarlo si es necesario,
establecer controles de tiempo para determinadas aplicaciones y evitarlo en esos
momentos previos a dormir, lo que además mejorará el sueño.

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