Mucho hemos leído y escuchado, sobre todo en estos últimos días, que los hábitos de consumo van a cambiar (o están cambiando). También sobre el tema de que las empresas debemos adaptarnos a este cambio y re-inventarnos para poder satisfacer las “nuevas” necesidades y exigencias de los consumidores.
Este cambio que las empresas necesitamos realizar, para ser competitivos en el mercado, radica principalmente en centrarnos en la experiencia del consumidor. El secreto está en buscar y crear una experiencia disruptiva e innovadora. El reto es grande, sobre todo porque vamos a partir de que, causado por el aislamiento social, los consumidores han experimentado nuevas experiencias de compra, sobre todo digitales.
¿Cómo adaptarse a la experiencia del cliente, que durante estos días, disfrutó un concierto de su artista favorito desde la comodidad de su casa y le gustó? Los organizadores de conciertos masivos habrán descubierto un nuevo y gran nicho de mercado; es igual que los aficionados al fútbol, hay quienes no se pierden un encuentro de su equipo favorito y con gritos y porras van a apoyarlos al estadio o hay quienes lo hacen desde la comodidad de su hogar en compañía de sus amigos o familiares viéndolo desde la TV o una plataforma digital. Ya se habían hecho transmisiones “exclusivas” con encuentros de fútbol y cobrado por verlo, y qué decir de una pelea de Box, por medio del PPE, pero ¿Ofertar un concierto de música?
Así es, habrá nuevas formas de comercializar eventos y de “ofertar” diferentes experiencias digitales a los usuarios, es por ello que esta competencia la ganarán las marcas valientes, que adapten una nueva y mejor idea, que la abracen y pongan en práctica.
Las grandes ideas, al principio suenan locas y descabelladas y, para poderlas implementar, deben de pasar por lo que llamo el “embudo de las restricciones”. Es decir, sobre la cabeza del embudo colocas esa gran idea loca y descabellada que tienes y la pasas por el tubo que son las restricciones; factores como presupuesto, tiempo, equipo, etc. para que al final solo salga una gran idea que sí puedes implementar.
Ponerlo en práctica no es nada complicado, es la forma de encontrar el “cómo sí” y poder implementarlo. Historias de éxito hay muchas, que no son otra cosa que el vivo ejemplo de que sí se puede, sobre todo cuando se tiene valentía y determinación. Muy seguramente no salga 100% bien a la primera, con el tiempo se puede ir “puliendo” y mejorando, pero ya hiciste lo más importante, ¡Ya iniciaste! y no permitas que nada ni nadie te detenga.
No siempre se requiere de grandes presupuestos económicos, ni de una gran infraestructura, lo indispensable es “la gran idea loca y descabellada” para que puedas iniciar; se puede con poco presupuesto y mucha imaginación, con pocas herramientas y mucha determinación, con poca infraestructura pero con muchas ganas y valentía.
¡Es hoy, hay que iniciar ya! Tenemos un gran reto que superar y una gran oportunidad frente a nosotros, llegó el momento de implementar esa gran idea loca y descabellada que tienes, para convertirla en una gran idea que ayudará a tu marca a salir adelante.
Esta frase no es mía, pero desde que me la compartieron la dejé muy presente en todas mis acciones y la tomé como uno de los estandartes de la innovación y crecimiento que debería de tener cualquier empresa; con el mismo gusto que la recibí, te la comparto:
“Piensa en grande, comienza con poco y muévete rápido”
Mario Alberto Briceño Martínez.