Fue un 30 de junio de 2002 cuando las pantallas de televisión en México presentaron la primer formula de Reality Show que provocó gran morbo y que fue tema de plática en todos los círculos sociales, sin importar nivel socioeconómico o intereses específicos.
Desde el menos letrado hasta el intelectual más reconocido, todos hablaban desde su trinchera del fenómeno mediático que significaba ver encerrados a un grupo de desconocidos en una casa y su convivencia diaria (con muchos de los espectadores, hasta el desvelo diario).
Un entretenimiento basado en ver cómo se comían su cereal, cómo dormían, cómo se peleaban o, inclusive, cómo algunos de ellos hacían el “Cuchicuchi”.
Eramos nosotros, los que estábamos pegados a la TV, ese ojo indiscreto al que le habían permitido meterse en la vida privada de esas personas sin sentirnos un vecino chismoso.
Además, nos otorgaron el poder de decidir, como en el Coliseo de Roma, si se le perdonaba la vida o no a ese gladiador que luchaba y perdía contra otro o a gritar hurras mientras un condenado a muerte era devorado por una fiera.
Ese reality show duró algunos años con diferentes grupos de “habitantes”, tanto desconocidos como famosos, para luego ya no aparecer en las pantallas dando su lugar a otros realities basados en concursos de baile, pruebas extremas, actividades deportivas, chefs y otros tantos temas diferentes, que han permitido hasta crear canales con contenido único y específico con éste modelo.
Ahora, en este 2023, la fórmula regresa, adaptada en sus espacios publicitarios y complementada con streaming y, parece, con éxito comercial.
“La Casa de los Famosos”, un programa que ha capturado la atención del público y ha generado una gran expectativa en torno a su impacto en el rating, su adaptación a las plataformas de streaming y su influencia en la competencia entre las televisoras en México.
El éxito de “La Casa de los Famosos” ha sido impresionante y la mezcla de famosos reciclados, influencers, actores y presentadores ha resultado positiva.
De acuerdo a datos de Nielsen IBOPE México el estreno del programa superó a la competencia (el enfrentamiento con Master Chef Celebrity era obvio) por más de 138 por ciento al registrar una audiencia de 5.2 millones de personas.
De acuerdo a esta información, se llegaron a identificar 2.6 millones de aparatos encendidos y sumando televisión, plataformas y VIX, hasta un alcance de 12.7 millones de personas. Mientras, MasterChef Celebrity tuvo un millón 96 mil encendidos.
¿Quién dijo que la TV abierta estaba muerta?
Todavía en este 2023, con nuevas generaciones en el mercado (desde aquel 2002 que les mencioné) el público se siente atraído por la posibilidad de espiar la vida privada de los famosos. De ahí también el éxito de la prensa “rosa” o sensacionalista o de la réplica y el juicio censor y “cancelador” del usuario digital.
Pero no solo el rating tradicional ha sido afectado por el regreso de estos programas de reality shows. También ha habido una adaptación notable hacia las plataformas de streaming, como VIX. La competencia que existe en las plataformas tenía que entrar al juego también.
Esto ha abierto nuevas oportunidades para llegar a un público más amplio y diverso, atrayendo a aquellos que prefieren ver contenido bajo demanda y en su propio horario. La posibilidad de acceder a estos programas a través de una variedad de pantallas ha generado un aumento en la visibilidad de los mismos y ha permitido que se mantengan vigentes incluso después de su emisión original en televisión.
La competencia entre las televisoras en México y sus ofertas en abierto aumentarán debido a este fenómeno. Cada cadena ahora buscará tener su propio programa de reality show exitoso, y probablemente más morboso, una vez que se abrió esa puerta de nuevo, para atraer a la audiencia y mantenerse en la preferencia del público. La rivalidad en el formato abierto/streaming será más feroz y menos “fresa”, y me parece que las televisoras estarán dispuestas a invertir grandes cantidades de dinero en producciones de alta calidad con el fin de ganar la batalla por los ratings y por un mejor coqueteo con las marcas.
Algunos críticos argumentan que estos programas promueven la superficialidad y la banalidad, al enfocarse en el espectáculo y el sensacionalismo en lugar de la calidad y la relevancia.
A los medios parece no importarles la postura de éstos críticos mientras se busca agradar a los anunciantes. Frente a ésta búsqueda o recuperación de la audiencia tradicional en los medios masivos, se nota que Televisa está buscando revivir fórmulas pasadas exitosas para ganarse el favor de la gente y de las marcas, que habían fijado su atención en las opciones digitales y de plataformas internacionales.
Esperen una mayor producción de telenovelas recicladas (con trajes de “serie”) y realities de escándalo momentáneo en la feroz batalla entre televisoras.
¿Será que el “Back to basics” resultará? Ya veremos.