Por Alan Campos
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Durante el pasado fin de semana el racismo fue el gran protagonista dentro del mundo del deporte; por un lado tuvimos las absurdas declaraciones del dueño de los Clippers de Los Ángeles de la NBA, Donald Sterling, en contra de su novia socializando con gente de raza negra, y por el otro estuvo Dani Alves, quien en un acto sin precedentes tomó un plátano arrojado desde la tribuna y lo comió. En ambos casos el racismo nos dejó enseñanzas bastante valiosas en cuanto a manejo de imagen.
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En el caso de Sterling fuimos testigos de como una conversación entre él y su novia, la cual debía de mantenerse privada, destruyó su reputación al salir a la luz (y la de paso la del equipo) en tan sólo un par de horas. Basquetbolistas como LeBron James, dueños de otros equipos como Michael Jordan e incluso el propio presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, mostraron su completa reprobación por las declaraciones del empresario.
Sin embargo el caso Sterling no paró en una simple reprobación social masiva, pues al repudio generalizado del público se sumaron al menos una docena de marcas que suspendieron sus patrocinios con el equipo de Los Ángeles, ya sea de manera definitiva o momentánea, entre los sponsors que decidieron abandonar a los Clippers se encuentran Red Bull, KIA, Yokohama Tire, Lumber Liquidators, Sponsor Sprint, Chumash Indians, CarMax, State Farm, Virgin America; mientras que otras marcas como Anheuser-Busch, Gatorade y Taco Bell aún analizan la situación.
Una clara muestra de como una decisión errónea puede terminar por costarle un precio demasiado alto a una franquicia deportiva, especialmente a una como los Clippers que venían en franco crecimiento en las últimas temporadas.
En el otro extremo tenemos a Dani Alves quien sufrió directamente un acto de racismo y nos demostró como una reacción inesperada puede tener resultados avasalladores, especialmente en el mundo actual, donde las redes sociales han tomado un papel preponderante.
El arrojarle un plátano, una alusión a los monos bastante recurrente en las canchas de futbol, seguramente tenía por objetivo desconcentrar al jugador, hacerlo cometer algún error, perder la serenidad; sin embargo lejos de esto, el brasileño desestimó la acción tomando el plátano y comiéndolo, hecho que fue aplaudido por sus colegas y que incluso generó una tendencia dentro de redes sociales.
Y es que tras la acción protagonizada por Alves varios futbolistas y demás figuras públicas decidieron mostrar su apoyo al barcelonista a través de fotografías en las que se les mostraba comiendo la fruta en cuestión y acompañados en su mayoría por la frase “Todos somos macacos” en diferentes idiomas.
Es claro que el racismo debe ser erradicado por completo, no únicamente del deporte, sino de toda actividad humana; sin embargo este fin de semana pudimos ser testigos de lo que se puede crear y lo que se puede destruir con base en esta primitiva conducta.