Hace algunas semanas, el profesor Héctor Zagal en su canal de YouTube comentaba sobre las obras literarias más citadas por autores y articulistas, entre estas, El Quijote, La Biblia, El Príncipe de Maquiavelo, La Iliada y algunas otras.
¿Cuántas cosas hacemos y decimos dentro de nuestros equipos de trabajo por costumbre? El profesor H. Zagal en su tertulia de los lunes, nos guiaba a discernir sobre de esto, mediante figuras literarias y analogías que contadas muchas veces se han ido apropiando y sobre todo posicionando en la psique de las personas y liderazgos. Si bien es cierto, el uso de estas nos ayuda al momento de transmitir una idea.
Lizette Webber columnista en Merca 2.0 en una de sus publicaciones “Consejos prácticos para dar una entrevista”, de modo directo y con una prosa simple aconsejaba sobre: “Contar historias; usar metáforas, parábolas o ejemplos comprensibles y atractivos es una manera muy efectiva de transmitir contenidos. Las historias de éxito y testimoniales de terceros funcionan muy bien”. El uso de herramientas literarias para nada es cosa nueva, solo que, ¿cuántas de estas gravitan en un espacio coloquial, por así decirlo?
Es casi imposible evitar el uso frecuente de “estribillos¨ y frases que sin darnos cuenta nos conforman al elaborar un discurso o uno de esos “speech” al inicio de semana. Y la reconfiguración que logramos en cada repetición por supuesto que contiene las mejores intenciones. Imaginemos a alguien de nuestro equipo replicando una de nuestras analogías como lo hizo el escudero del Hidalgo: “No oigo otra cosa –respondió Sancho –sino muchos balidos de ovejas y carneros”.
Tal vez el glorioso Quijadas de Cervantes, tenga más cosas que decirnos en las cientos de páginas que muy pocos conocen de cabo a rabo. “Una golondrina no hace verano” el Quijote a uno de esos muchos caminantes con los que se topa en la punitiva empresa que se propone al inicio de la historia. El Quijote pudiese ser una de las ficciones más citadas de todos los tiempos, aunque quizás no sea una de las más leídas, asimismo la estela que vamos dejando detrás en los cortos plazos que se tienen para desempeñar una tarea pudiese ser tan incierta como la aventura de este loco caballero. Una constante de los liderazgos son esa especie de emprendas belicosas sin rumbo y sin aparente puerto de llegada. Sin embargo la historia sobre de quienes se ha escrito refleja esta incertidumbre como factor de cambio, y por qué no, de los primeros intentos por innovar.
El profesor H. Zagal en 60 minutos logró a base de sutiles planteamientos, con el uso de la pregunta casi siempre camuflada en su estilo de exponer. ¿Cómo las historias conquistan con pequeñas partes los ojos y las consciencias de quienes las leyeron, pero sobre todo de quienes no lo han hecho? Conquistas como las de Cervantes y los múltiples Homeros serán más recordadas y citadas por quienes no tuvieron el atrevimiento de enfrentarlas.
Algunos como yo cargamos al Quesada de Cervantes en la Kinddle, no para convencernos de esa historia bien o mal contada. Lo que es imprescindible son las ganas de citar a quien montaba a Rocinante y las simpáticas respuestas del vecino Sancho. “–con todo eso, te hago saber, hermano panza –replicó Don Quijote –, que no hay memoria a quien el tiempo no acabe, ni dolor que muerte no la consuma”. La idea de que los perros ladran, vayamos o no por buen camino, pareciera lo de menos cuando molinos envueltos en adargas maltratan a nuestro vesánico y flacucho héroe.
