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De acuerdo con el CEO de Avolon, todavía no es claro cómo se podría monetizar a los taxis voladores en el futuro
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Sin embargo, propone aliarse directamente con aerolíneas y operadores de helicópteros, tal vez a nivel local, para mover estos vehículos
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La inversión de la firma irlandesa en Vertical Aerospace incluye la compra de 310 eVOTL, más otras 190 unidades en opciones de adquisición
Si las aerolíneas apenas sobrevivieron a la crisis de COVID-19, tal vez no podrán recuperarse del próximo golpe que se cierne sobre sus cabezas. De acuerdo con Reuters, la compañía de arrendamiento de aviones Avolon acaba de lanzar una advertencia al mercado: el uso de taxis voladores podría potencialmente robarles clientes. Para el líder de la firma irlandesa, Domnhal Slattery, es “inevitable” que los nuevos vehículos le quiten negocio a las gigantes tradicionales.
Avolon se encuentra entre los primeros clientes de Vertical Aerospace, una empresa de taxis voladores británica que pretende debutar en la bolsa mediante una SPAC. De hecho, la firma adquirió mil Vehículos de Despegue y Aterrizaje Horizontal eléctricos (eVOTL) de la compañía, una inversión de dos mil millones de dólares (mdd). Slattery, en una entrevista con la agencia de noticias, apuntó que los modelos actuales tienen un rango de unas 120 millas, casi 200 km.
Pero el CEO de Avolon afirmó que pronto podría expandirse la capacidad de batería de los taxis voladores a entre 400 y 500 millas, entre 640 y 800 km. Esta distancia es más o menos la que hay entre la Ciudad de México (CDMX) y Monterrey. En este sentido, llamó a las empresas de aeronáutica, especialmente corporaciones como Airbus y Boeing, a considerar el impacto de estas propuestas en su negocio. También lanzó esta advertencia a marcas de helicópteros.
Taxis voladores, ¿riesgo real o una tecnología demasiado ambiciosa?
Las advertencias de Avolon son innecesarias, y no porque las empresas del sector aeronáutico no vayan a hacer caso. Todo lo contrario, muchas ya han empezado a invertir en startups de taxis voladores. De acuerdo con Bloomberg, Boeing estaba preparándose desde 2018 para vender este tipo de vehículos a sus clientes para finales de la década. Se le han unido otros agentes convencionales de aerolíneas, como American Airlines, según el Wall Street Journal.
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Muchos están de acuerdo que son una oportunidad de negocio única. CNBC apunta que los taxis voladores podrían crear una industria global valuada en 1.5 billones de dólares para el 2040. No solo eso, sino que están posicionándose como opciones atractivas para reducir la congestión vial terrestre en entornos urbanos. Además, permitiría conjuntar un sinfín de tecnologías innovadoras, desde conducción autónoma hasta smart cities y energías limpias.
Pero tal vez no es momento que las aerolíneas empiecen a ceder su mercado a los taxis voladores. De acuerdo con Forbes, quedan un sinfín de pequeños retos que podrían poner un alto a las ambiciones de la industria en el corto y mediano. Por ejemplo, preocupaciones en torno al ruido podrían limitar su uso en entornos urbanos. Y también las autoridades de tráfico aéreo aún están definiendo reglas y protocolos de operación, dificultando más su uso masivo.
Los dos lados de la moneda
A eso se debe sumar que los taxis voladores han tenido una historia un poco turbulenta en lo que se refiere a desarrollo. Por ejemplo, Uber (junto con Hyundai) era una de las compañías que, en 2020, estaba impulsando la creación de estos vehículos. Sin embargo, los altos costos de esta tecnología, aunados a su estrategia de recorte de costos, la obligaron a ponerle fina a esta unidad de negocio. Algo que bien podría ocurrir con otros agentes ahora en la carrera.
Pero sí se tiene que reconocer que varias empresas han podido desarrollar sus proyectos con bastante éxito. Por ejemplo, GM presentó en la CES 2021 su nuevo modelo de Cadillac, parte de la familia de taxis voladores. Cierto, se trata todavía de un concepto que no tiene ni siquiera un prototipo listo para mostrar en el piso de exposición. Sin embargo, sí muestra que hay un interés persistente no solo entre el sector de aeronáutica, sino en el mercado automotriz.