La industria alimenticia busca de todas formas mejorar sus ventas y, para lograrlo, lanza productos que, si bien están autorizados por los organismos encargados del control sanitario, se valen de estrategias de envasado y comunicación en punto de venta muy cuestionables.
En Argentina, debido a la baja en las ventas derivada de los fuertes aumentos de los alimentos y a la caída del poder adquisitivo de los salarios, la tenencia del retail apunta a la aparición de segundas y terceras marcas y, al mismo tiempo, al nacimiento de cada vez más productos que simulan ser otros. Siempre con la idea de vender a precios lo más bajos posibles, ya que en tiempos de crisis ése es el principal atractivo de comercialización.
Un estudio dado a conocer por La Nación y realizado por la Universidad Argentina de la Empresa (Uade) durante el mes de agosto de 2017, dice que entre el 4% y el 5% de los artículos presenta información errónea o mal declarada en los envases y que muchos de esos “no cumplen con la norma de rotulado obligatorio establecida en el Código Alimentario Argentino”.
Por ejemplo, hay “aceite de oliva” que engaña al consumidor porque en realidad está compuesto por un 60% de aceite de girasol (mucho más barato). También “miel falsa”, porque se vende en los puntos de venta junto al resto de los frascos de miel, tiene el mismo color, pero que en letras muy pequeñas aclara que es un “alimento en base a JAF” o jarabe de alta fructosa (azúcar). Para lo mismo con algunas marcas de café.
Según publicó Vía País, “el caso más reciente es el de la leche. O, mejor dicho, leche que parece leche, pero que no es 100% leche. Se vende bajo el formato de ‘alimento lácteo”.
“Las empresas están en todo su derecho a lanzar alimentos nuevos. Están aprobados. Lo que pasa es que en algunos casos se trata de algo capcioso, porque se presentan en un formato idéntico al de otro producto y, lo que es más grave, mezclados con los ‘verdaderos’ en las mismas góndolas”, dijo a Vía País Vanesa Ruiz, directiva del Centro de Almaceneros de Córdoba, en el centro de Argentina.
Otros productos denunciados: queso rallado que en realidad es trigo o almidón de maíz con “sabor a queso”, mayonesa que casi no tiene huevo (pero que se vende en las mismas góndolas mezcladas con las verdaderas mayonesas), yogur que es en realidad “alimento a base de yogur”, etcétera.
Publicidad engañosa
Consultado el especialista Andrés Varizat, exdirector de Defensa del Consumidor de la Provincia de Córdoba y profesor de la materia “Derecho del Consumidor” en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de esa provncia, “jurídicamente hablando esto es publicidad engañosa, no hay otra interpretación”. Según le dijo a Vía País: “Es exponer las características de un producto de forma tal que se busca inducir a error”.
El Código Civil y Comercial argentino dice en el artículo 1.101 que está prohibida toda publicidad que “contenga indicaciones falsas o de tal naturaleza que induzcan o puedan inducir a error al consumidor”, y específicamente amplía: “…cuando recaigan sobre elementos esenciales del producto”.