La aerolínea Air New Zealand se asociará con Zephyr Airworks, una nueva empresa de autos voladores respaldada por el cofundador de Google, Larry Page.
El objetivo es “hacer que el viaje aéreo autónomo y eléctrico sea una realidad para todos los neozelandeses”.
Así lo confirmó la compañía aérea en un comunicado en el que dice que será “el primer servicio de taxi aéreo eléctrico autónomo del mundo”.
“Ambas compañías ven el potencial de nuestro espacio aéreo para liberar a las personas de las limitaciones del tráfico y de los impactos sociales, económicos y ambientales asociados”, dijo el director ejecutivo de Air New Zealand, Christopher Luxon.
“Será la forma de ir de A a B de la manera rápida y segura y, al mismo tiempo, de aliviar el impacto de las emisiones contaminantes; esto es muy real”, agregó.
Las compañías no anunciaron ningún detalle específico del plan ni indicaron un plazo respecto de cuándo los taxis eléctricos podrían llegar a los cielos de Nueva Zelanda.
Antecedente
En mayo de este año, la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, había anunciado un acuerdo con Kitty Hawk, que es operado por Zephyr, para probar su aeronave autónoma “Cora” como parte de un proceso de certificación oficial, publicó Bloomberg.
Cora es eléctrico y cuenta con un software especial de piloto automático y despegue vertical. Podría ser el núcleo del futuro e-taxi volador autónomo que se planea diseñar.
Kitty Hawk tiene también financiamiento de Page, quien siempre ha declarado su interés por promover los autos voladores. Aunque hay que decir que lo ha hecho a título personal, y no como parte de un proyecto de Google.
Marketing
La aerolínea Air New Zealand siempre está pensando en golpes de efecto en marketing.
En 2015, junto con la compañía australiana Qantas, realizaron una particular apuesta días antes de la final del Mundial de Rugby que se disputó en Inglaterra y que coronó a los All Black como tri campeones del mundo.
La cosa era así: el que perdía la final, usaba la camiseta del equipo rival durante todo el día. Incluía a todos: pilotos, azafatas, personal de abordo y de los aeropuertos.
Y así fue: Nueva Zelanda ganó y los fans de los Wallabies (Australia) debieron ponerse la playera del eterno rival.
La apuesta original había sido pintar un avión con los colores del rival, pero fue desechada por costosa. Los aviones iban a quedar así.