Internacional.Ā Ser una de las primeras personas en el mundo en obtener el producto mĆ”s nuevo y sofisticado del mercado -luego de acampar toda la noche para conseguirlo-, es un privilegio que pocos consumidores pueden tener. Sin embargo, cuando al abrir la caja lo primero que haces es tirar al suelo el fruto de todo tu sacrificio en televisiĆ³n nacional, el privilegio se transforma en un autĆ©ntico y desproporcionado fracaso.
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Y es que al parecer, noĀ importa que se trate de la emociĆ³n del momento, la presiĆ³n de las cĆ”maras o los estragos de mantenerse toda la noche en vela esperando la llegada delĀ iPhone 6, ya que cuando una pieza sofisticada de alta tecnologĆa termina impactando el piso de la manera en la que lo hizo en la ciudad deĀ Perth, Australia, una nueva metĆ”fora del consumoĀ sale a la luz.
Aquella que transforma la visiĆ³n generalizada de los productos de Apple -como el non plus ultra de los dispositivos mĆ³viles- a un ideal un poco mĆ”s real de lo que en verdad son estos smartphones: simples y comunes objetos propensos a la destrucciĆ³n.
Una dura lecciĆ³n para este fanĆ”tico de la empresa de la manzana, que ni siquiera tuvo tiempo de encenderĀ su dispositivo antes de recibir su primer golpe de realidad: