Nos encontramos en el mercado con varias actividades que evocan ayeres, tiempos pasados donde el horno de microondas era considerado un artĂculo de lujo y el que llevara su walkman a la escuela es porque estaba a la vanguardia, ya ni que hablar del telĂ©fono celular.
Hoy pareciera que las marcas se están apalancando del concepto del recuerdo para capturar la atención del consumidor, desde series en streaming ambientadas en los 80, las tornamesas, hasta la reaparición de ediciones limitadas de consolas de videojuegos sin dejar de lado las reinterpretaciones en la vestimenta.
Pero Âża quĂ© se debe estĂ© Ă©xito? Principalmente a dos fuerzas que ejercen presiĂłn en la mente del consumidor, primero el despertar del sentimiento de añoranza donde el esfuerzo por conseguir un producto de moda era el resultado de un ahorro ya que el acceso a la tecnologĂa era costoso y el disfrute por obtenerlo era todo un viaje.
Aunque se tuviese la posibilidad econĂłmica el acceso comercial (distribuciĂłn y logĂstica) implicaba estar actualizado o incluso tener la facilidad de ir a Estados Unidos y conseguir los productos, quien no recuerda el boom de los dulces importados como los chicles Wrigley’s o los Garfield Stripes con su sabor de frutas y de uva, o los Popeye que venĂan en tiras simulando las espinacas o The Real Ghostbusters Slimer bubble gum que era una goma de mascar dentro de un tubo tipo pasta dental.
La otra fuerza es la de recordar, repetir y reelaborar un escrito que proponia Freud en 1914 que si bien es un texto psicoanalĂtico tiene todo el sentido para el goce por lo vintage.
Primero un estĂmulo externo de una campaña de marketing provoca que el consumidor active la memoria sensitiva y considerando que las emociones dejan huellas profundas a diferencia del contenido verbalizado o escrito, la conexiĂłn con un momento del tiempo especĂfico del pasado conlleva a repetir una vivencia en el momento actual por lo cual se necesita reelaborar ese momento, activando con ello la intenciĂłn de compra para recrear ese pasado en donde cohabitaban la demora y la frustraciĂłn, es decir, al no tener de forma inmediata una respuesta o un producto el goced el acceso era el clĂmax para la persona.
Con acceso me refiero además de la distribuciĂłn y logĂstica a la disponibilidad, esto incluye a las personas, por ejemplo, antes al no tener telĂ©fonos celulares el contactar a una persona era una travesĂa que involucraba que estuviera en casa o se dejaban recados con personas que servĂan de mensajeras.
AsĂ que trabajar a travĂ©s de los productos los recuerdos para que el cliente reactive los momentos placenteros seguirán siendo una máquina de tiempo para retroceder al pasado donde la frustraciĂłn, la demora y su gratificaciĂłn eran momentos de recompensas, donde se valoraba tanto el acceso a lo fĂsico y a las personas como su disponilibdad.
Nos leemos la prĂłxima semana.