Por: Joel Gómez
Twitter: @JoelGomezMX
De acuerdo a la revista Muy Interesante, el “phubbing” (término formado a partir de las palabras inglesas phone y snubbing) consiste en el acto de menospreciar a quien nos acompaña al prestar más atención al móvil u otros aparatos electrónicos que a su persona.
Probablemente todos hemos sido víctima del phubbing de manera cotidiana y en prácticamente todos nuestros círculos: hogar, escuela, trabajo, amistades, etc. En la casa los hijos suelen ignorar a sus padres y familiares por estar usando el smartphone, la tableta o videojuegos. En la escuela los alumnos pueden fácilmente ignorar a los profesores mientras navegan por internet en sus laptops y se “whatsappean” unos a otros. En el trabajo los empleados pierden el tiempo en su smartphone cada vez que pueden, e inclusive entran a juntas de trabajo con sus tabletas o laptops y deciden consciente o inconscientemente ignorar a todos mientras “se pierden” en sus aparatos electrónicos. Lo peor es que cuando intentas “llamarles la atención” te contestan: “te estoy escuchando, solo estoy terminando de mandar un correo!”.
En temas laborales, académicos o relaciones de mando, tal vez es hasta cierto punto “comprensible” que nos distraigamos fácilmente. Lo verdaderamente preocupante es que en nuestros entornos sociales, familiares y de amistad sigamos con estas conductas. Estando en un restaurante o en una reunión social, ¿cuántas veces no nos distraemos (ignorando a familia, amigos y compañeros de trabajo) por estar viendo nuestro celular? Irónicamente muchas veces estamos platicando con alguien más a la distancia, en lugar de convivir con quienes tenemos frente a frente.
Pese a que no pude encontrar ninguna estadística, estoy seguro que muchas rupturas de parejas (incluyendo divorcios) son motivadas por el uso desmedido de celulares y/o dispositivos móviles, lo cual necesariamente daña las relaciones afectivas al alejarnos de los seres queridos.
Desafortunadamente la tecnología -los dispositivos móviles específicamente- ha logrado de manera simultánea acercarnos a quienes tenemos lejos y alejarnos de quienes tenemos cerca. Como amigos, familia, jefes o compañeros de trabajo, ¿hasta dónde estamos dispuestos a llegar con este “autismo tecnológico” provocado por la adicción a los dispositivos móviles?
Ciertas medidas ya han comenzado a tomarse en diversos entornos:
Algunos restaurantes en Estados Unidos ya prohíben la entrada con celulares, reteniéndolos a los comensales antes de que entren a las instalaciones. Otros un poco más flexibles colocan una “caja de castigo” sobre las mesas, la cual sirve para poner todos los celulares de los comensales, y como regla el primero que conteste o tome un teléfono paga la cuenta de todos.
En California la “Waldorf School of the Peninsula” no permite ningún dispositivo electrónico dentro de las aulas (ni a los profesores ni a los alumnos). A esta institución ya se le conoce como “la Escuela Libre de Tecnología en Silicon Valley”. ¿Y quiénes mandan ahí a sus hijos? Nada menos y nada más que las tres cuartas partes de los ejecutivos que trabajan en compañías de alta tecnología, tales como Google, Apple, eBay, Yahoo y Hewlett-Packard. Esta escuela se suscribe a la filosofía de enseñanza basada en actividades físicas y aprendizaje a través de actividades creativas manuales.
En el Reino Unido una encuesta reveló que una tercera parte de los padres consideran que los menores de 16 años no deben tener teléfonos celulares, ya que dichos aparatos dañan la capacidad de aprendizaje de los niños.
¿Tenemos que esperar a que “alguien” nos prohíba usar celulares o dispositivos móviles para entender que las personas que tenemos frente a nosotros (familiares, amigos o compañeros de trabajo) son siempre más importantes que cualquier distracción cibernética?
Y tu querido lector… ¿qué opinas?