Con sus tres primeras fases, Marvel hizo historia en todos los frentes. Presentó, por primera vez, un grupo de 22 películas que concluyeron en “Endgame”, contando una historia que integraba a más de una decena de súper héroes, varias estrellas y que establecía que es posible construir una historia por una década, haciendo funcionar una franquicia como una línea de productos que detonan en un gran evento que se convirtió en un gran éxito de taquilla. La siguiente gran historia, a detonar en 5-6 años no va tan bien y “Ant-Man & Wasp: Quantunmania” es el más reciente ejemplo.
Uno de los distintivos del Universo Marvel estaba en la calidad de los filmes que se reflejaba en todos los frentes, pero que estaba sujeta en lo más importante, la historia, el guion. Sí, hubo tropiezos, pero aún las entregas menos afortunadas como “Iton-Man 3” o “Thor” estaban por arriba del promedio y, claro, se veían aún mejor frente al muy disparejo y generalmente malo Universo Extendido DC. Los mejores momentos están, desde luego, en títulos sorpresa como “Guardianes de la Galaxia” o “Black Panther” que se convirtió en un éxito cultural y consiguió la primera (y hasta el momento única) nominación de un filme de súper héroes en la categoría principal del Oscar.
Con la llegada de Disney+ y el ritmo acelerado de los tiempos actuales, al Universo Marvel le ha afectado la cantidad frente a la calidad. Por hacer un comparativo rápido, las Fases 1 y 2, incluyeron 6 películas cada una en un lapso de 4 y 3 años. La Fase 4 se conformó de 7 en dos años y la 5 tendrá 6 también en dos años. Ahora, mientras las tres primeras fases eran sólo fímicas, las siguientes incluyen también series. La Fase 4 tuvo 8 en el mismo periodo; la 5 tendrá 7. Es decir, la cantidad de productos se ha poco más que duplicado en un periodo menor.
Más allá de la cantidad que sin duda es uno de los factores, el descuido está en el cuidado que se pone a las historia. Por ejemplo, “Ant-Man y Wasp: Quantunmania”, como le pasa a otros de sus títulos frecuentes, pierde valor como pieza individual en aras de contribuir a una historia más grande al introducir al villano principal (Kang, el conquistador) y ello impactará en su éxito comercial y a la larga al universo.
Para que una historia sea buena debe tener unidad dramática. Ello quiere decir que el personaje principal debe tener un conflicto al inicio, mismo que debe resolverse en el desenlace y que debe ser una proyección de algo interno y a su vez universal. Toso lo demás que pase debe contribuir a ello. Eso ya no pasa con las películas de Marvel. En “Quantunmania” el título indica que Anto-Man y Wasp son los personajes centrales, pero no es del todo así. Hay mucho tiempo dedicado al antagonista, otro tanto a roles secundarios (Kathryn Newton como Cassie, la hija de Ant-Man, y Janet van Dyne, su suegra, a manos de Michelle Pfeiffer). El tema que se sugiere al inicio de la película es la relación entre Scott Lang (Ant-Man) y Cassie, haciendo énfasis en el tiempo que perdieron cuando la mitad del universo fue eliminado). En lugar de desarrollar una historia que resuelva ese aspecto y diga algo al respecto, la película se enfoca en presentar secuencias de acción llamativas, una tras otra. Sí, quizás en términos de espectáculo parezca buena idea, pero no lo es. Es justamente lo que afectó a “Black Adam” pues implica que hay espectáculo, pero no hay trasfondo ni desarrollo emotivo, pues no hay una verdadera conexión con los personajes.
Así que el pequeño gran problema de Marvel está en que la cantidad le distrae de la calidad y hace que pierda foco sobre los cimientos de cualquier filme: la historia.
