Con base en el último censo realizado por la Academia Mexicana de Neurología, en el país existen alrededor de 1,200 neurólogos para atender esta enfermedad, lo que nos da un neurólogo por cada 100 mil habitantes, que es francamente insuficiente. Se estima que en el mundo existen entre siete y 10 millones de personas con Parkinson y, en México, los cálculos apuntan que 50 de cada 100 mil habitantes pueden padecerla.
Recordemos que el Parkinson es una enfermedad crónico-degenerativa progresiva, incurable e invalidante. A decir de los expertos, como la académica e investigadora Margarita Gómez Chavarín, del Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIB) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), por desgracia, en México existe un número elevado de enfermos de Parkinson y las estadísticas no reflejan en realidad lo que ocurre, porque esta enfermedad está subdiagnosticada.
No podemos decir que no hay investigación al respecto, claro que sí, pero la mayor parte se ha enfocado en el desarrollo de tratamiento farmacológico, el cual, a largo plazo, está produciendo toxicidad y empeoran los síntomas. Sin embargo, faltan alternativas de prevención para mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Chavarín advierte que también es alarmante que no exista un censo reciente y confiable del número de enfermos de Parkinson, lo que aunado a que el 30% de la población de México está alcanzando edades avanzadas y esta enfermedad se asocia con el envejecimiento, “inevitablemente la población que podría padecerla seguirá creciendo exponencialmente”.
Por ello, es importante que los médicos de primer contacto, estén informados de la sintomatología del Parkinson, que puede iniciar hasta tres lustros antes de su diagnóstico, con el fin de detectarlo en etapas tempranas, que permitan evitar su avance y el deterioro progresivo.
Con base en los resultados obtenidos en el estudio que concluyó en el Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIB) de la UNAM se sugiere que el Omega-5 Nanoemulsionado -cuyo nombre comercial es GranaGard- podría ser útil como una estrategia para promover la prevención del Parkinson, así como en el control de los síntomas que éste genera.
El doctor Mauricio Veloso, director médico de Distribuidora Biolife, argumenta que los tratamientos farmacológicos de este padecimiento son muy caros, y por lo regular, están fuera del alcance de una buena parte de la población mexicana, en un rango de 3,000 a 10 mil pesos en algunos casos, por lo cual suelen catalogarse como gastos catastróficos para quien lo padece y sus familias. Pero el consumo constante del Omega 5 Nanoemulsionado, reduce de 40 a 50% el tratamiento farmacológico, lo cual es un gran alivio para el bolsillo del paciente.
¿En qué nos ayuda la investigación clínica?
Enfocar la investigación clínica hacia la búsqueda de soluciones para los graves problemas de salud que padece nuestro país como sociedad, como diabetes, hipertensión y obesidad, entre otros, es ahora más relevante que nunca y es responsabilidad de las industrias de la salud.
La pandemia nos ha dejado varias lecciones, como es la importancia de apoyar la investigación y desarrollo (IyD) en salud, porque eso nos hará más fuertes como país y más independientes, porque si no, puede ocurrir como ahora, que dependemos de la buena voluntad de los países que desarrollan las vacunas.
¿No sería muy distinto el panorama si nosotros tuviéramos nuestra vacuna mexicana y los demás países hicieran tratos y contratos para obtenerla? ¿Nos podemos imaginar la derrama económica que ello implicaría y la cantidad de empleos que se generarían internamente?
El problema es que como país la ciencia no es una prioridad y los científicos son vistos como una carga para el erario. Con base en datos de la UNESCO, México invierte solamente el 0.4 % de su PIB en IyD, lo cual se traduce en 49,390 millones de pesos (mdp). Solo para tener un parámetro de comparación, el promedio de inversión en IyD de la OCDE es de 2.4 por ciento.
Empero, la lección es dedicarle a la ciencia los recursos suficientes para su labor, pues solo por dar un ejemplo, las vacunas anti-Covid permitirán, una vez que esté vacunada al menos 70% de nuestra población, regresar a las actividades de una forma más segura y así reactivar nuestra quebrada economía nacional.
Una mayor participación en protocolos de investigación clínica permitiría, como hemos dicho en este espacio, además traer inversiones millonarias en dólares, aprovechar el trabajo, la experiencia y visión de los científicos e investigadores.
Para ello, la Comisión Federal para la Protección de Riesgos Sanitarios (Cofepris), nuestra agencia sanitaria, debe agilizar a la voz de ya sus procesos internos, para evitar la pérdida de oportunidades en inversión y el rezago en la autorización, lo cual impide la correcta llegada al mercado público y privado de fármacos innovadores.
El botiquín
Algunas personas han enviado cartas al buzón de quien esto escribe para denunciar que la Universidad de la Salud, que depende del gobierno capitalino, no solo no sacó su convocatoria para este año 2021 en tiempo y forma, pues en vez de hacerlo en enero, lo hizo en marzo, sino que cuando lo abrió lo hizo con el mayor sigilo, sin publicarlo en su página Web, solo en el Diario Oficial de la Federación, y solo dejó abierta la puerta cuatro días para el registro de candidatos. No sabemos si hubo recortes en su presupuesto o si fue con ánimo de que pocos estudiantes se inscribieran. Como sea, muy mal para esta nueva universidad, porque están dejando a muchos aspirantes fuera sin siquiera poder aspirar por un lugar
