En la última década, los videojuegos han trascendido su función tradicional de entretenimiento para convertirse en herramientas educativas poderosas –serious games-. La integración de videojuegos en entornos educativos ha sido un fenómeno en expansión, con programas educativos basados en juegos que buscan revolucionar la forma en que los estudiantes o trabajadores aprenden y desarrollan habilidades clave.
El aprendizaje a través de videojuegos ha ganado terreno en diversas disciplinas educativas. Desde matemáticas y ciencias hasta idiomas, los videojuegos han demostrado ser eficaces para fomentar el compromiso y el aprendizaje activo gracias a que: dinamiza la educación, incrementa la motivación y facilita la práctica.
Y es que la metodología game-based learning se ha posicionado en los últimos años como una solución de aprendizaje eficaz frente a las alternativas más tradicionales tanto presenciales, como de e-learning.
El game-based learning destinado al sector corporativo tiene la mayor tasa de crecimiento anual con un 47,5 por ciento, datos reflejados en el estudio reciente de Metaari. Además, se estima que entre 2019 y 2024 los ingresos generados aumenten más de seis veces.
Dentro del game-based learning existen videojuegos educativos conocidos como serious games, segmento que tiene como finalidad formar a los estudiantes en materias concretas, el aprendizaje de idiomas o el entrenamiento de profesionales como policías, pilotos, bomberos, entre otros. Actualmente, los videojuegos educativos constituyen un mercado global en auge que prevé ingresar 24 mil millones de dólares en 2024 sólo en Estados Unidos -un 685 por ciento más que en 2021-, así lo demuestran datos de Statista. Un ejemplo claro son: Duolingo, que impulsa el aprendizaje de idiomas como el inglés, el francés o el alemán; y Dragon Box, que ayuda a acercar la geometría a los más pequeños.
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