Los que tenemos la suerte vivir en esta época estamos siendo testigos y partícipes de un cambio en la forma de crear y consumir contenidos noticiosos. No sólo estamos en plena transición del papel a lo digital y de la preferencia por los contenidos en demanda por encima la programación de la televisión, también somos los actores de un nuevo esquema de emitir información en el que cualquier persona puede difundir por diversos canales lo que ocurre en su entorno, algo impensable en el pasado.

Durante varias décadas, la forma de hacer periodismo no había sufrido cambios significativos hasta que hicieron su aparición las herramientas digitales, al grado de que los tradicionales y los profesionales en periodismo dejaran de tener la exclusividad de informar.

Hoy los blogs están adoptando un papel de gran importancia cuando se trata de ofrecer información, y muchos de ellos tienen más impacto e incluso credibilidad que algunos medios tradicionales consagrados.

No es noticia que desde siempre, gran parte de los lectores, televidentes y radioescuchas han mostrado cierto grado de incredulidad ante cualquier cosa que los medios le presenten como verdad histórica, y la verdad es que no es para menos, basta recordar el repudio que muchos mostraron tras la muerte de Jacobo Zabludovsky, periodista que durante su larga permanencia en los noticieros de la televisión mexicana fue más un aliado de la administración en turno que del pueblo, a decir de muchos. Toda la vida fue recriminado, por ejemplo, por no informar lo que realimente ocurrió el 2 de octubre del 68, entre muchas otras omisiones imperdonables, aunque haya mostrado una intención muy diferente en sus últimas dos décadas de vida.

Ante esta desconfianza, los democráticos medios digitales han venido a darle voz a los que antes sólo eran lectores pasivos y la forma de agradecerlo por parte de los consumidores de noticias es seguir a los periodistas independientes destacados a quienes consideran parte de la ciudadanía y no parte de una élite periodística.

La importancia de los bloggers en el periodismo es tal que cada vez más periodistas independientes blogueros son acreedores de los premios de periodismo. The Huffingtong Post, por ejemplo, un medio que inició como una red de blogs que ofrece notable calidad en sus entregas periodísticas, fue acreedor en 2012 al premio Pulitzer. David Wood, uno de sus colaboradores obtuvo el reconocimiento por una investigación por el estado emocional y mental de los marines que participaron en las intervenciones en Afganistán e Iraq. Esto fue un hecho que sirvió para que los blogs fueran vistos como un elemento de gran importancia en la evolución de la forma de informar.

Pero como en la viña del señor hay de todo, el panorama muestra que no todos los bloggers son periodistas (ni quieren serlo), ni todos los periodistas están dispuestos a dejar sus medios tradicionales para ser bloggers de noticias y muy importante: ni todos los bloggers tienen las bases, el profesionalismo ni la experiencia para realizar un buen trabajo periodístico.

Sin embargo, debido a esta abundancia de nuevos informadores, es importante que los lectores tengamos la suficiente inteligencia para inclinarnos por aquellos periodistas que ofrezcan información apegada a los lineamientos periodísticos, como pueden ser la objetividad, el rigor periodístico, el contraste de la información, citar fuentes de calidad y verificar los datos, sin olvidar la básica ortografía y claridad en la redacción.

Un buen periodista tiene una base periodística sólida, y aunque un buen bloguero no la tenga, sí tiene las herramientas que la era digital le ofrece para profesionalizarse y especializarse para ofrecer información que vaya más allá de rumores y contenido virar. Finalmente ellos están haciendo una nueva historia y deberán ser ellos los responsables de que el nuevo orden periodístico sea a su manera, pero que sea de calidad. Hay  que aplaudirle a quienes ya lo lograron.