Primero que nada, quĂ© es un obituario: segĂşn Wikipedia, “es el comentario de una noticia sobre una persona fallecida hace poco tiempo que intenta dar un recuento del contexto, la trascendencia pĂşblica y el significado de la vida del reciĂ©n fallecido. TambiĂ©n se conoce al obituario como necrologĂa o necrolĂłgica”.
En los medios de comunicaciĂłn, especialmente en los impresos, los obituarios de las personas de mayor trascendencia y elevada edad se suelen escribir con bastante antelaciĂłn, como para que la muerte no tome por sorpresa a los editores. Sin embargo, sorprende el dato que publicĂł el New York Times, en un artĂculo escrito por Stephen Hiltnersept que habla sobre este tema.
SegĂşn detalla la nota, el NYT “tiene cerca de 1.900 obituarios” casi listos. Son resĂşmenes de vida de polĂticos, artistas, deportistas o empresarios de trascendencia nacional o mundial. Y lo más increĂble: al menos “una docena de ellos fueron escritos por periodistas que ya han muerto”.
AsĂ es, se trata de reporteros que escribieron obituarios que, de alguna manera, anticipan el fallecimiento de alguien, pero que murieron antes que el protagonista de la nota.
Por ejemplo, los que escribieron los obituarios de Elizabeth Taylor, Ted Williams, Bob Hope y Harold Pinter, no sobrevivieron a su publicaciĂłn.
El Ăşltimo caso de esta lista es el de Lillian Ross. Esta famosa periodista estadounidense del New Yorker falleciĂł el pasado 20 de septiembre, a los 99 años. El reportero del NYT que escribiĂł el obituario de Ross que fue publicado por el Times, Michael T. Kaufman, habĂa fallecido en 2010, siete años antes.
“Las notas post-mortem son una caracterĂstica rara y peculiar de la secciĂłn de obituarios del New York Times, pero ocurren por una razĂłn: algunos obituarios fueron escritos con anticipaciĂłn a la muerte de una persona notable que, cuando la escribiĂł, estaba muy vivo”, dice ahora, con ironĂa, el NYT.
“Es un asunto práctico”, dice Bruce Weber, ex periodista de obituarios del mismo medio, en un ensayo para el Sunday Review de 2016: “No se puede escribir la historia de vida completa de un presidente o un papa o una estrella de cine en una hora o incluso en un dĂa”.
Para William McDonald, actual editor de obituarios del Times, “si el obituario se demora demasiado, quizá haya que escribir una versiĂłn nueva, pero si tenemos una buena pieza, exhaustiva y bien escrita, Âżpor quĂ© tirarla a la basura porque el autor ha muerto?”.