Santiago, Chile.- Las redes sociales han transformado no sólo el modo de hacer marketing y publicidad, sino que han comenzado a modificar el perfil del consumidor. Y si antes su rol parecía no tener mayores variaciones, ahora se ha vuelto muchísimo más activo, pro-activo y cuestionador.
La posibilidad- que a la vez constituye libertad- dada al cliente por las nuevas tecnologías, de comparar calidad, productos y precios in situ – por medio de la telefonía móvil, las redes sociales y las diversas aplicaciones- transforman el perfil del consumidor y obligan a la industria a ser más creativa. El cliente ya “no compra” cualquier cosa a ojos cerrados y tampoco se involucra con una marca con facilidad.
Además de lo anterior, el consumidor promedio adquiere un poder mediático, antes inexistente, al tener a su alcance la posibilidad de comentar sus buenas y malas experiencias con diferentes empresas, en redes sociales. Por lo mismo, la obligación de las compañías de hacer pre y post venta de sus productos y servicios, se vuelve una condición sine qua non si su objetivo es posicionar la marca y concretar una acción comercial exitosa. La relación con el cliente, para la empresa, toma entonces un nuevo valor y debe ser tratada con esmero, porque un buen comentario puede significar la mejor publicidad para la marca. Por el contrario, basta un par de clientes molestos en redes sociales, para sembrar una duda razonable con respecto a ella.
Otro punto interesante y que constituye una prueba tangible del cambio, resulta del estudio de E-Commerce publicado por varios medios, en que se señala que el 84% de los chilenos efectuó compras en Internet durante el año anterior. Asimismo, se señala que quienes realizaron transacciones en la red, lo hacen frecuentemente, desde hace dos años, aproximadamente.
En el caso de la cotización por medio de telefonía móvil, es algo que se da cada vez más, pero que no termina necesariamente en compra, porque un porcentaje importante del público no confía en la seguridad de las transacciones por medio de sus teléfonos y el tiempo que transcurre entre la cotización y la compra a través de un estacionario, puede disuadir al consumidor.
Los tiempos han cambiado y los clientes pasivos están en extinción. Por ello, resulta esencial para la industria, estar atenta a los cambios, planificando con creatividad las nuevas estrategias y entregando contenido completo, beneficios y valor agregado a quienes buscan tomar una decisión informada, haciéndolo además de manera rápida, amable y asertiva.