Con el reciente lanzamiento del iPhone X, Apple prevé que venderá más de 20 millones de unidades en lo que queda de 2017, mientras que con la actualización de su modelo operativo iOS 11, las primeras versiones de sus dispositivos quedarían inservibles, lo cual significa millones de iPhones que irán a parar a plantas de reciclaje.
De acuerdo con Bloomberg, poco más de mil millones de smartphones se venden anualmente en el mundo, lo cual representa grandes ganancias para los fabricantes de telefonía, pero un serio problema de medio ambiente, ya que un 70 por ciento de los smartphones terminan en tiraderos de basura sin un correcto para desechar sus materiales.
Según parece, las compañías recicladoras en Estados Unidos revenden en el mercado secundario sus desechos que suelen ser enviados a América Latina o Asia, donde los productos electrónicos pasan a un punto de no retorno, es decir, los componentes metálicos se envían a plantas fundidoras, sitios donde organizaciones ganan dinero recogiendo desechos y empacándolos en contenedores de envío, que en ocasiones termina vendiéndolos al mercado negro en países como China, India, Ghana y Pakistán.
Asimismo, un mal manejo de desechos habría ocasionado “cementerios electrónicos” en África y regiones de Asia, cuyos trabajadores trabajan de forma expuesta, los cuales extraen 11 por ciento de desechos de oro anualmente. Aunque algunos fabricantes como Apple, Samsung, Best Buy o compañías como Amazon tienen programas para que sus usuarios devuelvan sus viejos dispositivos a cambio de una tarjeta de descuentos, las compañías suelen venden a compañías sus equipos para reciclar dichos contenidos.
Según el reporte, los viejos smartphones solo tendrán un mejor lugar cuando sea más barato reutilizar componentes que fabricarlos desde cero, mientras tanto se seguirá generando más de 100 millones de toneladas de desechos electrónicos tóxicos.