Por Luis Miguel Martínez
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Algunos elementos químicos han tenido buen marketing, o mejor dicho han ayudado a un buen marketing. Entre estos destacan el oxígeno, el carbón, el silicio. Son nombres conocidos, sin posibilidad de registro de propiedad intelectual y con una connotación científica. Sin embargo, recientemente el litio se ha vuelto famoso, por las baterías de litio y el mito urbano de su relación con el robo de equipos de cómputo portátiles.
Un mito urbano bien manejado constituye el cimiento de una campaña viral, capaz de contagiarse por la simple “duda razonable” y que al socializarse, permite elaborar una plática; tal como el estado del tiempo en un pub inglés facilita la conversación entre desconocidos.
El mito urbano, o leyenda urbana es una “historia moderna, que nunca ha sucedido, contada como si fuera cierta”, de acuerdo con el académico Richard Dorson en los años sesenta. Muchos mitos urbanos buscan atacar a marcas conocidas, algunos planteados en una visión anarquista anticapitalista otros como ejercicio publicitario. Entre estos encontramos historias como la receta de Neimman Marcus, el dedo en la botella de Coca Cola y los mensajes subliminales.
El periódico mexicano Reforma publicó un reportaje sobre el robo de equipos de cómputo móvil al ser extraídos en los automóviles con un “cristalazo”, una vez que los delincuentes habían identificado que había un equipo como una laptop, una macbook o una tablet; gracias a un dispositivo denominado “escáner de baterías de litio” y que cariñosamente apodaron “varita mágica”.
En una infografía, el periódico afirma que “los delicuentes usan un dispositivo que, al ser posado sobre un auto, indica donde hay algún gadget con batería de litio para hacer más certera su operación ilícita”. Así, se describe como hay dispositivos “de fabricación casera” que tienen “un sensor que detecta la frecuencia del litio, como un imán”, o los que “se adquieren” y utilizan una barra de litio con el sensor incorporado.
Inmediatamente, comenzó “el contagio” y en Facebook y Twitter comenzó el proceso habitual de viralización. Surgieron, los que ya lo habían visto, los que lo habían sufrido, los que sabían donde los vendían … etc. A los ojos científicos, aceptar esto, es regresar a afirmar que la tierra es plana.
Es digno de estudio este fenómeno desde la perspectiva del marketing y de la comunicación para entender la viralización y el llamado “boca a boca” (que siempre he sostenido es más un proceso bacterial que viral). Sin embargo, en justicia de la verdad hay que tomar en cuenta que: a) el litio es un metal brilloso y suave que reacciona de forma violenta y explosiva con el aire, por lo que es difícil andar con una barra de litio por la calle y b) dado que no es un elemento radioactivo, no emite radiación en cantidad suficiente para ser detectado sin equipo de laboratorio especializado.
También hay que tomar en cuenta, que la mayoría de las computadoras emite algún tipo de radiación electromagnética al estar en “reposo” o “durmiendo” y que con el equipo adecuado podría ser detectada esta radiación. En la era electrónica, todo equipo produce una “huella” electromagnética. Así en el Reino Unido, cuentan las leyendas urbanas que la autoridad de la televisión (encargada de recaudar el impuesto por cada aparato televisor en los hogares) es capaz de saber el tamaño y modelo de cada aparato sólo mirando su huella en el espectro radioeléctrico.
Por sentido común, siempre es recomendable a) traer su computadora, laptop o celular con usted; b) en caso de tener que dejarla en un auto déjela apagada y lo más cercana al piso lejos de la vista exterior; c) tener un respaldo de la información; y d) proteger la información con un password que cambie constantemente.
¡ No te desconectes y recuerda que el litio juega un papel fundamental en el tratamiento del trastorno bipolar !