El creciente mercado de los productos conocidos como “wearables” es una categoría conformada por relojes inteligentes, pulseras de actividad, relojes deportivos y hasta bisutería que recibe notificaciones del celular, que se está acomodando y se redefinen los nuevos jugadores en la industria fitness.
Es un reto saber en dónde terminará esta nueva industria y si le depara un futuro como al de la era de las agendas electrónicas, bipers y demás, que fueron devorados por el “smarthphone”. La palabra “wearable” es muy usada hoy en día por mucha gente y básicamente hace referencia a los dispositivos “usables” o “vestibles” que de alguna manera se integran al cuerpo y tienen con nosotros una interacción permanente, permitiéndonos medir variables corporales, comunicarnos, organizarnos o experimentar sensaciones.
Algunos ejemplos son los relojes inteligentes como el iWatch que mide actividad física, consumo de calorías, recibe notificaciones del celular, controlar reproductor de música y ¡hasta da la hora!
Existen más oferta son las pulseras de actividad que miden los pasos que hemos dado durante el día, las horas de sueño y otras variables de movimiento; también están los relojes deportivos que miden pulsaciones cardiacas para corredores, ciclistas y gente que va al gym; están desarrollando ropa que a través de sensores identifiquen la temperatura del cuerpo y nivel de activación física; o bien, los famosos “Google Glasses” donde vemos también notificaciones, ubicaciones y mapas, etc. Por más extraño que parezca, dentro de los “wearables” existen hasta joyas y bisutería donde recibimos alertas de mensajes, correos, agenda y demás. Están en desarrollo implantes de chip que puedan almacenar información, recibir datos y medir condiciones corporales.
Considerarse un “wearable” se da cuando el dispositivo cuenta con un sensor que esté en contacto con el cuerpo, que tenga comunicación con el teléfono móvil a través de apps donde podemos visualizar datos y que la información generada se almacene también en la nube.
El mercado del deportista
En los deportes los “wearables” fueron el lugar donde primero aparecieron y tuvieron crecimiento importante, principalmente por la medición de variables como tiempo, pulsaciones cardiacas y calorías consumidas al hacer ejercicio. A partir del concepto de que “lo que se mide se puede mejorar” los “wearables” han evolucionado tremendamente en los deportes.
La primera aparición fue por ahí del año 2000 cuando la marca POLAR lanzó su reloj deportivo que a través de un banda en el pecho, el reloj leía de manera inalámbrica las pulsaciones del corazón, fundamentales para definir los entrenamientos de deportistas. Además medía calorías consumidas y con algunos dispositivos tipo podómetro, determinaba la distancia recorrida durante el ejercicio.
La marca POLAR se convirtió en el rey mundial de los relojes deportivos. Al poco tiempo se incorpora al mercado de los deportes la marca GARMIN, mejorando la oferta de POLAR con un reloj con tecnología satelital GPS que además de lo que ya mide POLAR, determina velocidad a la que corremos, ritmo, mapea los recorridos, almacena los entrenamientos y mucha funcionalidad más, comiéndole el mercado a POLAR por esta notoria diferenciación.
En 2010 aproximadamente, la marca FITBIT lanza una pulsera de actividad dirigida a la gente que no hace deporte pero que tiene actividad física moderada como caminar, hacer yoga y otras disciplinas similares. Estas pulseras de actividad miden calorías consumidas durante el día, el número de pasos que damos, la distancia recorrida, el tiempo de movimiento acumulado y algunas otras variables para combatir el sedentarismo, además reciben notificaciones del celular, se conectan a la computadora y a las apps. Había 2 segmentos, la gente que hacía ejercicio vigoroso se compraba un reloj deportivo como POLAR o GARMIN y la gente interesada solo en activación física moderada, compraba una pulsera FITBIT.
Los mercados se reacomodan y hace unos 4 años irrumpe en el mercado la empresa holandesa TOMTOM con un reloj deportivo que incluye lo elemental de lo que hace el reloj POLAR y GARMIN, pero ahora ya no se mide la frecuencia con una banda sino con un sensor del reloj que toca la piel, y además ¡se le puede descargar música para escuchar mientras nos ejercitamos! También tiene la funcionalidad de una pulsera de actividad como la FITBIT, es decir, un producto evolucionado para los 2 segmentos. Ahora vendrá la respuesta de los competidores, pues tecnológicamente no hay barreras de entrada y podrán igualar pronto la diferencia funcional.
Las reglas del juego
En un mercado donde los productos empiezan a igualarse en funcionalidad, la tendencia es ¿la guerra de precios?, ¿patentar alguna funcionalidad? ¿innovar y descremar el mercado mientras lo igualan los competidores?
Se da de nueva cuenta la tendencia que dispositivos reemplazan en uno solo la funcionalidad de varios dispositivos. Así como el Smartphone se devoró por separado a las agendas como PALM PILOT que era un maravilla para llevar contactos, tareas y citas, o a los bipers con los mensajes de texto, pues ahora los móviles incluyen eso y más.
La gente hace ejercicio usando su samrtphone, pues las apps y tecnología celular pueden obtener las variables de velocidad, distancia, etc que dan los relojes. Los relojes compiten vs el Smartphone, y ¿qué pasaría si a los teléfonos les ponen un sensor que mida pulsaciones cardiacas como el reloj?
Se puede pronosticar que de nuevo todo va a converger a un solo dispositivo: los relojes deportivos, las pulsera de actividad, los monitores cardiacos, etc cederán su funcionalidad a un Smartphone. Es más cómodo llevar un solo dispositivo con el que hagamos todo! Ahora sólo tendrán que hacer diseños más ergonómicos de los smartphones para que hagan las veces de los actuales “wearables”!