Por Camila González
Twitter: @camilaglz
Cuando un mensaje publicitario logra insertarse efectivamente en contextos ya probados de evocación a la sensibilidad, como la navidad por ejemplo, la marca logra ser parte de nuestro nudo en la garganta y nuestra piel y complementar el sentimiento. Cuando algo de eso se logra: ¡hecho! Hoy tengo dos casos de marcas que en sus anuncios (de Huellas de la Publicidad) piden posada… pero en el compromiso y vínculo del receptor con la Navidad, nada poca cosa.
Tutsi Pop nos asegura que sus dulces y caramelos son tan propios de las posadas navideñas como el mismo nacimiento de cerámica. Está bien, se vale crear historias que a nadie lastiman, y más si son para construir vínculos. Lo interesante es que este anuncio de 1982 se casó con la narración oral de cada cosa, la descripción de cada imagen, casi olvidándose de la elocuencia propia del lenguaje visual.
Anunciante: Tutsi.
Categoría: dulces, caramelos, golosinas y paletas.
Año: 1982
Otro producto que se cuelga muy al nivel de la piñata, digo en términos de nuestro imaginario de recuerdos y significados de las tradiciones, es Champbrule (1980).Y de una vez la estética del comercial imprime al producto un sello de exclusividad que nunca está mal para alimentar nuestras aspiraciones.
Anunciante: Champbrule.
Categoría: champagne y sidra.
Año: 1980
Con un sentido de enorme originalidad y creatividad, Fuji (1995) nos recuerda que tener una buena cámara resulta clave para atrapar el tiempo y no permitir que éste se vuele de las manos y desaparezca, cosa que siempre hace. Fuji nos dice, en voz baja y delicada, que no quiere dejar en negro nuestra memoria… Le anoto un punto.
Anunciante: Fuji
. Categoría: imagen y sonido
. Año: 1995.