De acuerdo con la Universidad de Rockefeller, de Estados Unidos, el ser humano recuerda uno por ciento de lo toca, 2 por ciento de lo que escucha, 5 por ciento de lo que ve, 15 por ciento de lo que degusta y 35 por ciento de lo que huele.
Con base en este hallazgo, el sentido del olfato resulta una ventaja en las estrategias de las marcas, sobre todo cuando sus productos están íntimamente relacionados con él, como perfumes o comida.
Estimaciones de Point of Purchanse Advertising International revelan que en un viaje promedio al supermercado, de unos 40 minutos aproximadamente, el consumidor tiene acceso a cerca de 50 mil productos, de los cuales adquiere una media de 50, lo que supone que a cada producto elegido dedica cerca de 5 segundos de su atención, y si esa atención es atraída por olores, aumenta su efectividad.
Así, las compañías de perfumes certeramente mantienen un aroma agradable específicamente en su área, obedeciendo a que con esta estrategia prolonga 15 por ciento la permanencia del consumidor, que al sentirse en un ambiente agradable, se quedará unos minutos más viendo productos o buscando qué comprar.
Sin embargo, pocas veces al ir al supermercado por productos alimenticios se percibe un aroma que provoque comer, y es que 84 por ciento de los esfuerzos de mercadotecnia están enfocados a cautivar visualmente, se acuerdo con cifras de Olfabrand, por lo que el marketing olfativo podría estar desaprovechado por las marcas.
En este sentido, ese punto incluso es una razón más para aplicarlo, ya que al concentrarse las estrategias en otros aspectos del consumidor, las compañías que implementan marketing olfativo poseen una ventaja invisible, pero efectiva.
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