Un autor alguna vez escribió: “Las circunstancias son enemigas de los débiles y amigas de los fuertes”. Nada más cierto. Siempre hay una excusa para lo no logrado; siempre un “pero” para lo no resuelto. Las circunstancias (ajenas e incontrolables) son siempre las culpables cuando algo no se logra; nunca son imputables a los débiles que las esgrimen como escudo de su incapacidad.

Sin embargo, las mismas circunstancias son aliadas de los fuertes en la medida en que éstos no se doblegan a ellas y, a pesar de ellas, salen adelante con creatividad, tenacidad y fe en si mismos. De hecho, son las circunstancias negativas las que les catapultan a imaginar nuevas maneras de ver y navegar la vida. Los norteamericanos son mundialmente conocidos por la frase: “Sí del cielo te caen limones, haz limonada”

Las ventas en las temporadas decembrinas se asemejan a las piedras cuesta abajo, “no importa su forma o carencia de redondez, ruedan porque ruedan”; la misma gravedad las impulsa. El marketing como táctica y las ventas como su resultado esperado, no son logros extraordinarios en temporada de fiestas donde el regalo es un elemento “sine qua non”. Las estrategias exitosas en la cuesta de enero y durante todo el año son las que cuentan.

El 2015 viene cargado de doce meses de pronóstico más que reservado y pletórico de malos augurios (fundados o infundados). El próximo año no parece traer torta bajo el brazo. No hay reunión social o profesional donde no se escuchen lamentos y quejas sobre la situación doméstica o internacional. Nadie ve para cuando. Nadie aparentemente sabe que hacer.

Franklin Delano Roosevelt declaró en un famoso discurso: “A lo único que tenemos que temer es al miedo mismo”. FDR hablaba a su pueblo sobre la manera de enfrentarse a los sombríos tiempos recesivos de la unión americana a finales de los años treinta. El presidente tenía razón, el miedo es más fuerte que la razón que impulsa el miedo. El temor a la pérdida de ingreso y capital (en esos años y en los recientes también), ha sido más grande que la razón que inspiraba ese temor generando una profecía autorealizada, como la de Pigmalión. ¡Si pensabas que te iba a ir mal, seguramente te irá mal!.

De esta vamos a salir, no me cabe duda. El ritmo pendular de la economía (y la sociedad pues son fenómenos ligados) es históricamente recurrente. El tema no es sí salimos o no de este tiempo de enojo e incertidumbre o cómo le hacemos. El asunto importante sería saber si tienes en tu haber los elementos fundamentales necesarios para sostener el paso hasta el final del túnel. Elementos como: Aguante y Creatividad. Aguante para sostener el paso y creatividad para usar las circunstancias a tu favor. Aguante para no desfallecer y desesperar y creatividad para convertir cualquier cosa que te caiga del cielo en una oportunidad de negocio y crecimiento.