El pasado domingo 28 de agosto se llevó a cabo una edición más del Maratón Internacional de la Ciudad de México. Un evento que se ha consolidado como uno de los más importantes del continente americano, y que se encuentra, gracias a su extraordinaria organización, a la altura de los grandes maratones que se llevan a cabo alrededor del mundo.
El maratón suele dejarnos extraordinarias lecciones, independientemente del evento y lugar en el que se realice. Prepararse para correr 42 km y 195 m, realizar el esfuerzo desde la línea de salida y hasta la línea de meta, y culminar el objetivo levantando los brazos al llegar al final, otorga valiosísimas lecciones para todos los involucrados.
Nuestro maratón fue perfecto. Mujeres y hombres de todas las edades, religiones, Estados, posturas y creencias se dieron cita para organizar, planear, ejecutar y correr un evento fantástico. Esta edición nos recuerda que juntos podremos alcanzar cualquier objetivo si procuramos un ambiente de cordialidad, solidaridad, respeto y amor.
Unidos, servidores públicos, integrantes de la iniciativa privada y voluntarios, se volcaron para planear y organizar un evento impecable. Ciudadanos obsequiaron un aplauso y un grito de aliento a todos esos miles de corredores desconocidos que esa mañana se convirtieron en seres queridos. La mujer que se entrena en el parque, el keniano que cruzó la meta en primer lugar, nuestros soldados que cambiaron las botas por los tenis, las mujeres rarámuris, los que corren en Cuemanco, El Sope, Los Viveros y Tlalpan, corrieron unidos con un solo objetivo: llegar a la meta.
La pasada edición del maratón de la ciudad de México nos enseña que nuestra gran diversidad lejos de ser un obstáculo o una debilidad, es un elemento que nos une. Nos enseña que unidos, trabajando en equipo, y pensando en el otro y en el bien común, podemos construir grandes obras.
Felicidades a todos aquellos que participaron en el gran Maratón Internacional de la Ciudad de México, ya sea organizándolo o corriéndolo. Tomémoslo como una muestra de lo importantes que podemos ser, si trabajos unidos.