La narrativa que se contó en los años treintas teniendo como contexto la gran depresión, giró en torno al new deal que hizo resurgir económicamente a los Estados Unidos. Franklin D. Roosevelt, su Presidente número 32, con su liderazgo hizo posible el crecimiento. La narrativa se proyectaba hacia el rescate.

Un poco más adelante, los acuerdos de Bretton Woods, tejieron nuevas reglas para controlar el comercio y las finanzas internacionales de la posguerra creándose flamantes instituciones como el FMI y el Banco Mundial. La narrativa ya era otra.

La consolidación a través de las instituciones

En esa época, los países crecieron mejorando el bienestar de sus ciudadanos; surgió la clase media y las democracias se ampliaron. Fue un tiempo de vacas gordas dirían los ganaderos texanos.

En los años setentas el mundo supo de una nueva problemática que generó la crisis energética y con esta situación se construyeron nuevos contratos sociales que reformaron las reglas de la economía internacional. La narrativa aquí se bordaba con un fino hilo destinado al cuidado de los recursos no renovables.

En otro momento de la historia y con la llegada al poder de Ronald Reagan y Margaret Tatcher ambos dirigentes con visiones similares y bajo un manto común conservador, el mundo conoció la creación de la OMC ( Organización Mundial de Comercio) y de la reincorporación de China a la vida comercial internacional. La narrativa fue: Tenemos nuevos jugadores geopolíticos.

Esta argumentación, a decir de Antón Costas, una mente preclara que analiza estos temas, ¨Identificó la modernidad económica de los países con su aceptación de la libertad absoluta de movimientos de capitales¨.

Pues bien, dejemos la historia y pasemos a la narrativa de nuestra época tomando en cuenta que algunos países, no todos por desgracia, suelen parar para revisar el futuro. Estos momentos de reflexión suelen coincidir con las grandes crisis como la de la salud que se presenta ahora. Esto es lo que en términos administrativos se conoce como planeación estratégica y que los comunicadores llamamos *pulsar el ánimo social*.

El enfoque de la narración en este siglo es la Hiperglobalización que fue una opción política influida por los poderosos actores económicos y que tuvo una comunicación favorable.

Tomado en cuenta lo anterior, la Aldea Global de Marshall Mc Luhan, hacía referencia a las consecuencias socioculturales de la comunicación inmediata y mundial de todo tipo de información, al tiempo que la globalización, apoyaba la creciente integración de distintas economías nacionales en una única economía global. El ejemplo más claro de este tipo de coaliciones lo tenemos con la Unión Europea.

¿Cuál es entonces la nueva tendencia?

Un balance entre la hiperglobalización y las políticas nacionales para beneficio de estas últimas con un giro hacia la salud pública global y la lucha contra el calentamineto global, políticas públicas, a las que deberemos redactar una nueva narrativa y en donde el protagonismo será tomado por las políticas de recuperación de la prosperidad de territorios y las comunidades de base mismas que aquí hemos mencionado denominadas: Grassroots.

Estas comunidades ya explosionaron llevando al mundo a observar el Brexit en Inglaterra, el triunfo de Trump en USA y el movimiento de los chalecos amarillos en Francia.

¿Qué tenemos ahora?

La nueva narrativa versará sobre la rivalidad política, acerca de las ideas entre los dos sistemas de competencia histórica. Es decir, la pugna entre USA y China. El modelo liberal occidental contra el sistema autoritario asiático. Preparémonos para contarla.

Nos encontraremos más adelante.